Un vecino del municipio de La Carolina, en Jaén, se enfrenta a seis años de prisión después de un robo que salió mal. El detenido, de 64 años, era originalmente la víctima del hurto, pero ha acabado en los tribunales, acusado de homicidio atendido al hecho de que apuñaló al hombre que entró a robar en su casa un total de 22 veces, causándole, inevitablemente, la muerte. La Fiscalía, además, solicita que el acusado pague 120.000 euros en concepto de indemnización para los padres del ladrón asesinado.

Los hechos se remontan al año 2018, cuando un hombre accedió por la fuerza al interior del domicilio del acusado, situado en la calle General Sanjurjo de la mencionada localidad. Eran en torno a las tres de la madrugada, y unos ruidos despertaron al acusado, quien sorprendió al ladrón con las manos en la masa. Según el relato del detenido, la víctima, de 32 años, se abalanzó sobre él con una barra de metal, golpeándolo en la cabeza, y él solo se defendió.

Asegura que actuó en defensa propia

El acusado se lesionó en la cabeza, con una herida de cinco centímetros, y también acabó con un hematoma en el ojo derecho. El hombre respondió al ataque del ladrón golpeándolo también a la cabeza, dejándolo aturdido y, seguidamente, apuñalándolo con una navaja. La víctima murió desangrada a causa de las 22 cuchilladas que recibió: seis en el abdomen, cinco en las piernas, nueve en el brazo derecho y dos más en la mano izquierda.

Después de cometer los hechos, el acusado pidió ayuda a los vecinos a través de la ventana, y estos llamaron a los servicios de emergencia. Para cuando llegaron los agentes de la Guardia Civil y los sanitarios, el ladrón estaba muerto. El detenido tuvo que pasar la noche en el hospital a consecuencia de las heridas que sufrió, y pasó a disposición judicial el día siguiente, quedando en libertad con cargos.

Juzgado por un jurado popular

Cinco años después de los hechos, el presunto asesino está a la espera de una sentencia que podría enviarlo a la cárcel. En este caso es un jurado popular el encargado de decidir si el acusado había actuado en legítima defensa, o no. Según el Ministerio fiscal, haber apuñalado al ladrón en 22 ocasiones no constituye una "defensa racional" y no fue "proporcional a la magnitud del ataque".