La Policía Nacional ha encontrado un cadáver en un parque de Madrid, junto al tanatorio de la M-30, que sospechan podría pertenecer al hombre que el pasado jueves mató al portero de un edificio residencial ubicado en la calle Alcalá número 366, en el distrito de San Blas-Canillejas. El cuerpo de la víctima, de 67 años, apareció de madrugada en el interior de uno de los pisos, el primero C, con una puñalada en el cuello, después de que el martes su hijo denunciara su desaparición.
Desde el primer momento, el principal sospechoso de haber matado al portero ha sido Alfredo C.M., el inquilino del apartamento donde lo encontraron, y que se había esfumado poco después de haber cometido, presuntamente, el asesinato. El equipo forense de la Policía Nacional ha cogido muestras de las huellas dactilares del cadáver encontrado cerca del tanatorio para poder determinar con exactitud su identidad, y en las próximas horas se le practicará la autopsia para averiguar las causas de la muerte.
Pillado por las cámaras de seguridad
El pasado martes 10 de octubre, en torno a las seis de la tarde, la víctima abandonó la portería y subió las escaleras y entró en el primero C; nunca volvió a salir. Quien sí que abandonó la vivienda poco después fue el vecino que vive allí, Alfredo C.M., cargando una bolsa de plástico de color negro. Después de saludar a una vecina, salió de la finca, esfumándose. Todo eso lo revelaron las cámaras de seguridad del bloque de pisos, que los investigadores revisaron después de recibir la denuncia de la desaparición del portero, haciendo que Alfredo encabezara la lista de sospechosos.
La policía española pidió al juez una orden para poder acceder al domicilio de la primera C. Una vez recibida la autorización judicial, los bomberos entraron por una de las ventanas, ya que la puerta estaba cerrada con llave, y encontraron el cuerpo inerte del portero tendido boca abajo en el pasillo en un charco de sangre, con una herida de arma blanca en el cuello.
Alfredo C.M. le había pedido dinero al portero en numerosas ocasiones
Según el resto de inquilinos del edificio, Alfredo hacía tiempo que tenía problemas económicos provocados por una grave ludopatía que le dejó arruinado. La familia del portero asesinado aseguró a los agentes que Alfredo C.M. le había pedido dinero en varias ocasiones, pero que él se negó siempre. Eso podría arrojar luz sobre las motivaciones de este crimen; seguramente, Alfredo hizo entrar al portero con alguna excusa en su casa para pedirle dinero, y, viendo que este le decía que no, acabó matándolo.