Siete hombres encapuchados esperaban a que una mujer mayor, una empresaria que vive en la parte alta de Esplugues de Llobregat, llegara a su casa el pasado 18 de diciembre de 2024. La habían estado vigilando y sabían que tenía una caja fuerte en la primera planta, en una habitación. Habían planeado el golpe del año, antes de Navidad, pero las cosas no salieron como esperaban. Cuando la mujer llegó y accedió al patio de su casa, los hombres la asaltaron, la ataron con cinta adhesiva y, después de golpearla, accedieron al interior de la casa, donde estaba el marido. Con un arma de fuego amenazaron a la pareja y consiguieron que abrieran la caja fuerte. Los ladrones sabían perfectamente dónde estaba, fueron directos y la hicieron abrir. La vaciaron y escaparon. El robo parecía haber salido redondo, pero los Mossos d'Esquadra de la Divisió d’Investigació Criminal (DIC) de la Regió Metropolitana Sud, concretamente los agentes del grupo de Patrimonio, iniciaron una investigación que ahora se ha cerrado con varios detenidos, pudiendo arrestar a cinco personas, entre ellas, cuatro de los asaltantes de aquella noche. Tres hombres peruanos y uno marroquí, según ha podido saber ElCaso.com. También se ha detenido a una mujer, que decía ser cubana, por su participación logística en el asalto del pasado diciembre.

El robo en esta zona residencial VIP de Esplugues de Llobregat se convirtió en una de las prioridades del grupo de Patrimonio de los Mossos d’Esquadra de la DIC de MetroSud. No solo por el gran botín que se llevaron. Aunque no ha trascendido el total del dinero ni el valor de las joyas sustraídas, hablamos de un volumen importante. Además del dinero en metálico de la caja fuerte, se llevaron joyas actuales y también joyas antiguas, procedentes de una herencia de la mujer. La víctima es una empresaria del mundo de la restauración, con varios establecimientos, y también relacionada con el mundo de la moda, según ha podido saber ElCaso.com. Pero una de las cosas que también sorprendía a los Mossos es que hubiera sido un robo violento. Los ladrones golpearon a la mujer, exhibieron un arma de fuego y escaparon con dos vehículos. Es un modus operandi, explican los investigadores, que no es habitual en nuestro país. Los robos violentos registrados en los últimos meses en nuestro territorio, en su mayoría, están relacionados con el narcotráfico, asaltos para robar droga entre clanes criminales, conocidos como narcoasaltos. La manera de actuar de los siete asaltantes tampoco les cuadraba a los investigadores, que revisaron una y otra vez las imágenes de las cámaras de seguridad de la casa de la mujer —donde no se podía identificar a los ladrones— y también decenas de cámaras de otras casas de esa urbanización, para seguir la fuga de los ladrones. Algunas de estas imágenes sirvieron para poder saber la matrícula de uno de los coches usados para escapar.

Dos pistas clave para los Mossos

Dos pistas han sido clave para los Mossos para poder identificar a los ladrones. Ambas ayudarán también a explicar cómo se gestó el robo. La policía científica encontró huellas de uno de los ladrones en un lugar de principiantes, en la cinta adhesiva que usaron para atar a la mujer antes de entrar a la casa. Los Mossos hallaron una huella que fue clave para tirar del hilo de la investigación y llegar hasta los ladrones. No es habitual encontrar estas pistas, casi en bandeja, para los investigadores. Esto también les permitió saber que los ladrones no eran profesionales. Por el perfil de las personas que fueron identificando, también vieron que, si bien tenían antecedentes, no eran por robos violentos. La mayoría eran hurtos oportunistas. ¿Qué les había llevado a cambiar su modus operandi?

Otra de las pistas que condujo a los Mossos hasta los ladrones fue la localización del vehículo en Barcelona. Los investigadores fueron alertados de que el vehículo que habían detectado huyendo de Esplugues había sido retirado por la grúa municipal de Barcelona de un aparcamiento para minusválidos en la capital. Cuando los Mossos supieron que estaba en el depósito, fueron a inspeccionarlo y también pudieron recoger indicios sobre los autores. Localizaron huellas y pudieron recuperar un par de joyas pequeñas y unos papeles que, sin duda, también habían salido de la casa de la empresaria de Esplugues. El mapa se iba completando. Con algunos de los supuestos autores identificados, los Mossos también hicieron triangulaciones de móviles para tener más carga probatoria y demostrar al juez que los investigados habían estado ese día, a esa hora, en la casa de Esplugues.

 

El pasado 18 de marzo, los Mossos recibieron la luz verde por parte del juez que ha llevado la investigación, de Esplugues, y realizaron cuatro registros para detener a cuatro de los siete asaltantes. Con la colaboración del ARRO, se detuvo a los cuatro hombres, de entre 26 y 48 años, uno de ellos marroquí y los otros tres peruanos, en Ciutat Vella y Nou Barris, en Barcelona, y también en domicilios de Sant Boi y Cornellà de Llobregat. También se detuvo a la mujer, que aunque aseguraba ser cubana, finalmente se pudo recuperar su pasaporte real y fue entregada a la Policía Nacional, al saberse que estaba en búsqueda y captura por otros delitos. La mujer ingresó en el CIE, pendiente de ser expulsada, y los cuatro hombres han ingresado en prisión, según ha podido saber ElCaso.com.

Cuatro de los asaltantes, a prisión

Los cuatro hombres suman entre todos casi 50 antecedentes, aunque nunca habían cometido —o no habían sido capturados por— robos violentos como el de la casa de la mujer de Esplugues. Los Mossos sospechan que, si bien se trata de ladrones oportunistas, habitualmente dedicados a los hurtos, recibieron información sobre esta empresaria, sabiendo que podrían obtener un buen botín, y aumentaron su nivel. Aunque lograron llevarse una gran cantidad de dinero y joyas, finalmente han sido detenidos y han ingresado en prisión. Los Mossos d’Esquadra mantienen abierta la investigación para poder localizar y detener a tres personas más, los tres asaltantes que faltan, y, al mismo tiempo, esclarecer quién facilitó la información sobre los horarios de la mujer y la ubicación de la caja fuerte a los bandidos. Será una segunda fase del bautizado como caso Taverna.