Los Mossos d'Esquadra han detenido a una veintena de personas, de las cuales cuatro de ellas han ingresado a prisión, por un entramado de organizaciones criminales que se dedicaban a la entrada de hachís en Catalunya y al cultivo de marihuana. Cuando ya tenían la droga aquí, estas organizaciones se encargaban de vender la droga al detalle por la zona de Barcelona, también desde un club cannábico, y también a la exportación hacia Europa. Lo que se ha bautizado como caso Copérnic ha servido para desmantelar tres grupos criminales independientes pero unidos.

Uno, formado por personas de nacionalidad marroquí, que con tractoras entraban hachís en Catalunya y lo escondían en naves propiedad de un hombre, un empresario de la construcción de Ripollet, en el Vallès, de nacionalidad española, que, al mismo tiempo, lideraba el segundo grupo, una organización criminal que se dedicaba al montaje y explotación, con personas de nacionalidad albanesa, de plantaciones de marihuana. El tercer grupo eran los encargados, con personas de nacionalidad española, colocar la marihuana al detalle.

Esta investigación la ha liderado la Unidad Central de Organizaciones Criminales Transnacionales (UCOCT) de la DIC de los Mossos d'Esquadra y se inició después de la explotación del caso Magenta, un caso que sirvió para desmontar una organización también internacional de personas de nacionalidad marroquí, china e italiana que se dedicaban al tráfico de hachís y al blanqueo de capitales con un sistema que conseguía saltarse todos los controles bancarios. Una de las naves investigadas en aquel caso llevó a los investigadores de la UCOCT hasta casa de un hombre que, estirando el hilo, vieron que era el líder de una organización que ofrecía los servicios de almacenaje a narcotraficantes que necesitaban esconder la droga. Se trata de un hombre de nacionalidad española que tiene varios negocios, uno de ellos, relacionado con la construcción. A la nave escondía la droga a cambio de un alquiler. Pero también aprovechando sus conocimientos en construcción, se encargó de acondicionar varias casas para instalar plantaciones de marihuana.

 

El perfil de este hombre arrestado en la explotación del caso Copérnico es un ejemplo de lo que hace años que alertan los Mossos d'Esquadra de los peligros del narcoestado. Personas inicialmente no vinculadas al crimen organizado que hacen su paso, algunas veces como el primer antecedente, hacia la delincuencia relacionada con el tráfico de drogas y cultivo de marihuana por la gran rentabilidad del negocio y la sensación de impunidad.

Los datos oficiales confirman que muchas de las personas nacionales que son detenidos relacionadas con el negocio de la marihuana no tenían antecedentes. Un canto de sirenas de un negocio que va a toda marcha, sin embargo, que en el caso del constructor de Ripollet, que ha ido mal. Los Mossos d'Esquadra asaltaron su casa y lo detuvieron y el juez que ha tutelado toda la investigación, el juzgado de primera instancia e instrucción de Badalona, ordenó el ingreso a prisión.

Aparece un taller de hachís en Terrassa

Después de meses de investigación, y cuándo los Mossos pudieron acreditar el papel supuestamente delictivo de los imputados, se recibió la orden judicial para explotar el caso y el día 20 de febrero se llevó a cabo el dispositivo policial en Barcelona, Terrassa, Ripollet, Badalona, Sant Adrià de Besos, Premià de Dalt, Vallgorguina, Sant Just Desvern, Sant Esteve Sesrovires y Beguda Alta, en Masquefa, que acabó con la detención dieciocho personas vinculadas en los diferentes grupos criminales. Se arrestaron personas de nacionalidad marroquí, albanesa y española. Las detenciones se hicieron en una veintena de entradas y cacheos que se hicieron en domicilios, naves industriales y a una asociación de fumadores de cannabis.

caso copèrnic vallgorguina
Imagen de una de las entradas, en Vallgorguina, donde había una plantación de marihuana / GRS

En una nave de Terrassa los Mossos d'Esquadra desmontaron un laboratorio que no es habitual encontrarse en nuestro país. Propiedad del primer grupo investigado, de lo que se encargaba de entrar hachís a Catalunya, se encontró un espacio donde, por las herramientas y restos localizados, los investigadores están convencidos de que fabricaban hachís. Se trata de una droga que se consigue batir la marihuana para conseguir el polen y después compactarlo. Actualmente, la mayoría de esta droga entra por el sur, desde Marruecos, por el suelo, por mar o también por aire, pero la presión policial puede hacer que los narcotraficantes busquen la manera de fabricar la droga aquí, ya en Europa, con la marihuana que se cultiva, a escala industrial, por todo Catalunya.