Tim Shaddock, australiano de 51 años, tiene suerte de estar vivo. Y es que este marinero, con gran experiencia a los viajes de ultramar, ha pasado los últimos dos meses a la deriva en mitad del océano Pacífico, con la única compañía de su perra, Bella, y alimentándose solo de pescado crudo y bebiendo agua de lluvia. Shaddock salió del puerto de La Paz, en México, a principios del mes de mayo con destino a la Polinesia Francesa. Pocas semanas después de zarpar, sin embargo, le sorprendió una fuerte tormenta que destrozó su catamarán y dañó los equipos electrónicos, dejándolo completamente a merced de los elementos.
El australiano pasó largas semanas flotando sin rumbo por la inmensidad del océano, sin saber si llegaría con vida a tierra. Finalmente, su suerte cambió: un helicóptero lo identificó y, gracias a eso, un barco pesquero pudo rescatarlo, cerca de la costa de México. Según los expertos, la posibilidad de encontrar una embarcación tan pequeña como la de Shaddock, en medio de un océano tan grande como el Pacífico, era ínfima "como encontrar una aguja en un pajar". Este martes, Tim Shaddock ha desembarcado en el puerto de Manzanillo, donde ha llegado con signos de deshidratación e insolación, pero con una actitud muy positiva y ganas de volver a navegar.
Además de 1.200 millas de la costa
El barco María Delia estaba trabajando a más de 2.000 kilómetros de las costas de México (unas 1.200 millas náuticas) cuando recibieron el aviso de un helicóptero que alertaba sobre un posible velero naufragado cerca de donde se encontraban. El capitán del pesquero cambió el rumbo inmediatamente, y encontraron Shaddock en una situación "extremadamente precaria", según el portavoz de la organización Grupomar, propietaria del barco pesquero que rescató al australiano. "Gracias a la experiencia de la tripulación pudo ser rescatado sano y salvo, recibiendo la atención médica, hidratación y alimentación necesaria", han expresado en un comunicado.
Shaddock pudo sobrevivir gracias a alimentarse de pescado crudo y de beber agua de lluvia que pudo recolectar durante las tormentas, y evitando la exposición solar directa, refugiándose bajo los restos de la vela de su catamarán. Pero, sobre todo, el factor más importante fue su actitud hacia la situación. "He pasado por una prueba muy difícil en el mar. Intenté encontrar la felicidad dentro de mí mismo", ha declarado al medio australiano 9News.
A pesar de la odisea que pasó, Shaddock ha expresado su deseo de volver a navegar. En las primeras declaraciones dadas después de bajar del pesquero que le rescató, el australiano ha asegurado que piensa "volver a navegar pronto; el barco es mi vida, mi tierra".