La línea que diferencia a un agente policial de un delincuente es, a veces, mucho más difusa de lo que tendría que ser, incluso inexistente. Agentes de Asuntos Internos de la Guardia Civil han detenido al jefe del cuerpo en el puerto de València acusado de narcotráfico. La detención del teniente Jesús Fernández Bolaños se produjo este miércoles 4 de diciembre por su presunta implicación en una red criminal que habría intentado introducir una tonelada de cocaína a través de las instalaciones que, sobre el papel, tenía que proteger. La droga pudo ser intervenida a tiempo y tanto el jefe de la Guardia Civil en el puerto como otras personas han sido detenidas y se encuentran bajo custodia policial.
Los agentes de Asuntos Internos, desplazados especialmente desde Madrid, están registrando las propiedades de Fernández Bolaños, un piso en València y un chalet en Cullera, en busca de pruebas, como documentación o grandes cantidades de dinero, que lo puedan incriminar y que confirmen su implicación en esta trama criminal. También se está inspeccionando las taquillas que tenía en el cuartel de la Guardia Civil. Desde el cuerpo han apuntado a EFE, que estaba destinado al puerto de València desde el año 2014, pero que este 2024 había sido ascendido a capitán y está a la espera de obtener un nuevo destino. Se le acusa de los delitos de tráfico de drogas, soborno, blanqueo, organización criminal y omisión del deber de perseguir delito. El caso está bajo investigación del Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional.
El jefe de blanqueo de la Policía Nacional en Madrid, también investigado por narcotráfico
Se da la circunstancia de que el mismo juez ya se estaba encargando de la investigación sobre el exjefe de Delitos Económicos de la Policía Nacional en Madrid, quien también está acusado de narcotráfico. Según los investigadores, supuestamente cobraba un millón de euros por facilitar la entrada de cargamentos de droga en España. En los registros, se encontraron 20 millones de euros que tenía escondidos tras las paredes en su casa, así como cinco millones más ocultos en su despacho en las dependencias policiales.