Pedro Matías, de 31 años, desapareció el viernes 26 de marzo de 2009 en su localidad natal, Gijón (Asturias). Eran las 12:30 del mediodía cuando fue al bar para hacer su tradicional aperitivo con amigos. Tan solo estaba a 200 metros de su casa, pero desapareció misteriosamente, sin dejar rastro. De esto ya hace 13 años y su madre, Rosa Riesco, aún alberga esperanzas para encontrarlo.
La madre se extrañó en ver que el chico no llamaba
"Con los años, el dolor es más grande, más profundo...", lamenta Rosa a El Periódico. Aunque los agentes de policía se entregaron al máximo para esclarecer qué sucedió en esos 120 minutos que pasaron desde que Matías salió de casa, la verdad es que no han encontrado absolutamente nada que les pueda indicar el paradero del chico. Su madre y su abuela le esperaban para comer, pero nunca llegó. Fue entonces cuando saltó la alarma, ya que Matías siempre avisaba si llegaba tarde.
"Tenía la costumbre de llamar cada dos por tres", recuerda Rosa. Pero ese día no llamó. La madre llamó a su hijo, aunque, sorprendentemente, se encontró con el buzón de voz del teléfono del joven. "Dos horas. No estamos hablando ni de 15 ni de 24. Ni de un día ni de dos, son de 120 minutos. Empezaron a buscarlo a las tres de la tarde", explica la madre. Entonces, ¿qué pudo pasar durante esos 120 minutos? Es la pregunta que se repite una y otra vez tanto Rosa como la policía.
La noticia de la desaparición de Matías provocó una gran movilización en Gijón. Agentes de la policía, guardias civiles, amigos y vecinos se juntaron para ayudar a Rosa a encontrar a su hijo. "Había muchísima gente. Se corrió la voz de una manera...", recuerda Rosa. Lo buscaron por tierra y mar, pero sin éxito. Desafortunadamente, el chico no apareció por ningún lado.
Los investigadores analizaron el GPS de su móvil para reconstruir sus pasos. Observaron que el teléfono se apagó a solo 200 metros de casa. Tanto la policía como los familiares consideran que no fue una desaparición voluntaria, sino que pasó algo, aunque no saben el qué.
Muchas versiones diferentes
Durante la investigación de la desaparición, los agentes sopesaron diferentes versiones. En plena búsqueda, destaparon una red de tráfico de órganos, pero que, finalmente, no tuvo relación con el caso de Pedro Matías. La segunda versión: tráfico de drogas. La Policía Nacional destapó un desembarco de droga. "Al principio pensé, ¿mi hijo vería algo y me lo mataron por eso? Otra explicación no podía tener", pero una vez más, se descartó.
Un sospechoso
La policía sospecha de un joven de la zona con problemas de salud mental. Aunque se registró su domicilio y su vehículo, no se encontró nada. "No hay cuerpo, no hay delito... pero estamos convencidos de que hay un culpable, y nadie me quita que puede ser él", confirma Rosa.
Bajo sospecha, el hombre se marchó del barrio. El principal sospechoso tiene antecedentes violentos. Además, una carta de un familiar de este lo apuntó directamente: "tiene que ver con la desaparición". Sin embargo, no pudo ampliar el testimonio porque se suicidó.
Rumores y especulaciones sobre el paradero Pedro Matías
Como suele pasar en las desapariciones, mucha gente cree ver - de forma errónea - al desaparecido. En el caso de Pedro Matías hubo tres falsas alarmas que sacudieron a Rosa, y pusieron el alma en vilo a los demás.
Una mañana, Rosa miró el periódico y vio que habían encontrado a un chico. "La ropa era la de mi hijo, idéntica: vestía vaquero, chubasquero gris...". La madre llamó desesperadamente a la policía para decirles que aquel era su hijo. Sin embargo, los agentes le confirmaron que no se trataba de Pedro Matías. Rosa, cegada por la situación que estaba viviendo, no se fiaba de ellos. "Pasé mucho miedo. Quería bajar a la sala de autopsia. No me dejaron, me dijeron que no, Rosa que no es...", declara la madre.
El segundo susto lo dieron unas vecinas. "Apareció un chaval muerto en una finca, le había dado un infarto", revive la mujer. Como es habitual, la gente empezó a especular y se corrió la voz de que era Pedro Matías. "No es mi hijo', ya me había llamado la policía", respondió Rosa a las vecinas, que se pensaban que era el chico porque el cadáver tenía la misma edad. Por último, otra falsa alarma. Esta vez, un hombre mayor que se había colgado. Así pues, tampoco podía ser el joven.
Una desaparición estancada después de 13 años
Después de 13 años, la investigación sigue en pie, aunque no hay más datos sobre el paradero de Pedro Matías y el caso está estancado. "Cada mes, Policía Nacional actualiza el informe de mi hijo, lo revisa, aún habiendo pasado 13 años", sentencia la madre, que aún espera que se haga justicia.