Diez días después de desaparecer, el cuerpo sin vida de Pablo Alejandro, de 19 años, ha aparecido dentro de su coche en una zona boscosa de difícil acceso en Palma. Ha sido un hombre quien ha alertado a la policía del hallazgo del cadáver, en avanzado estado de descomposición, cuando buscaba setas en Cala Major, que coincide con el lugar donde la Policía Nacional situó la última señal de su teléfono móvil.
El cuerpo apareció este sábado poco antes de las dos del mediodía. Los agentes del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional se desplazaron hasta allí, acompañados de patrullas de la Unidad de Atención al Ciudadano. Después de recavar las primeras pruebas y de hacer una inspección ocular del sitio del hallazgo, el juez de guardia decretó el levantamiento del cadáver, que se trasladó al laboratorio forense para practicarle la autopsia que permitirá determinar las causas de la muerte. De momento, parece que ha sido un accidente de tráfico, ya que no se han encontrado indicios de la participación de terceras personas ni tampoco signos de criminalidad.
Desaparecido hace diez días
El pasado 16 de octubre, la familia de Pablo Alejandro denunció su desaparición después de intentar ponerse en contacto con él cuando se preocuparon porque no había vuelto a casa y no conseguirlo. La zona donde ha sido encontrado el cuerpo es de muy difícil acceso, y la víctima no tenía la documentación encima: se ha podido identificar gracias a la ropa que llevaba, que coincidía plenamente con cómo iba vestido el adolescente el día que le perdieron el rastro.
Otra desaparición con trágico final en Palma
A principios de este mes desapareció Agostina Rubini, una joven de 24 años, después de cenar con sus amigos en el barrio de Santa Caterina y el paseo Marítimo de Palma. Después de dos semanas de búsqueda sin ningún resultado, la Policía Nacional determinó que la chica se cayó en un contenedor cuando intentaba recuperar su móvil y ya no pudo salir. Esta hipótesis, apoyada por las imágenes de unas cámaras de seguridad, enviaron a los investigadores hacia la incineradora de Son Reus, que es donde, consecuentemente, su teléfono dejó de dar señal. De momento, sin embargo, aunque se descarta encontrarla con vida, no han localizado ningún resto que pueda asegurar a ciencia cierta el destino de Agostina Rubini.