Desde 2019 que Tío Lolo, Manuel S.A., era considerado por los Mossos d'Esquadra el patriarca de Los Manolos, un clan familiar de etnia gitana que operaba, presuntamente, en el ámbito criminal en la Mina, en Sant Adrià del Besòs (Barcelona). Él y el Tío Pijón, Juan A.M., eran los dos líderes, según las investigaciones hechas por los Mossos, de este clan que, entre otras cosas, están acusados de cultivo y tráfico de marihuana y también de ataques a otros grupos criminales con el fin de quedarse el control del territorio y del negocio atemorizando todo el barrio.

En julio del año 2020 los Mossos d'Esquadra hicieron una gran redada en el barrio de la Mina con la detención de varias personas de este clan presuntamente criminal para cortar de cuajo esta organización. Aseguraron que habían podido decapitar la cúpula de Los Manolos. Ahora la Fiscalia de Barcelona ha presentado su calificación y pide penas de prisión para los líderes y algunos de los miembros de la banda que, en algunos casos, superan los 10 años de prisión. Para uno de ellos, Curro, Manuel S.B., la pena que pide la Fiscalía sube hasta los 22 años de prisión por organización criminal (2 años), salud pública (6 años), tenencia de armas de guerra (9 años) y blanqueo de capitales (5 años). En total, por todos los imputados que relacionan con las partes más altas de este clan piden más de 240 años de prisión.

Una familia, presuntamente, dedicada al negocio de la marihuana

Según consta a la calificación de la Fiscalía, en la cual ha tenido acceso ElCaso.com, por debajo de Tío Lolo y Tío Pijón, había los hijos de uno de ellos, Manuel y Lisardo S.B., que, por debajo, también tenían otros miembros del entramado como Tío Antonio (Antonio S.A.), Tío José (José S.A.) y Tío Miguel (Miguel S.A.), hermanos de Tío Lolo. Entre todos, y siempre según la versión de los investigadores de la policía catalana y de la Fiscalía, estaban organizados para instalar plantaciones de marihuana de interior en pisos que ellos tenían en propiedad o que estaban controlados por ellos.

Entre los investigados en esta causa hay también, en la parte alta de la organización, Curro y Moño, los hermanos Manuel y Lisardo S.B., hijos del patriarca y que, según el relato de la fiscalía, "tenían un especial protagonismo criminal, teniendo bajo Usted un gran número de miembros del grupo que obedecían las indicaciones y ofrecían sus servicios que ellos necesitaban" en la ejecución de los hechos delictivos, sobre todo, todo y que no de manera exclusiva, al cultivo, mantenimiento y vigilancia de las plantas de marihuana.

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Imagen de archivo de agentes de los Mossos d'Esquadra en una puerta de un bloque de pisos, en la Mina / CME

Los dos hermanos, sin embargo, para imponer su terror y controlar el territorio, y según pudieron demostrar los Mossos d'Esquadra, también actuaban con violencia contra miembros de clanes rivales para hacerlos fuera del barrio. Los dos también se encargaron de blanquear, presuntamente, el dinero que obtenían de las plantaciones de marihuana. De manera colectiva con sus parejas, adquirieron viviendas y vehículos de alta gama para poder blanquear el dinero. Las familias de los dos hermanos también estaban al corriente de los negocios y se encargaban de vigilar y esconder, entre otras cosas, las armas de guerra que Curro tenía en su poder y que utilizaba para amenazar a los clanes rivales. El entramado sigue con escalones más bajos, por debajo de los hermanos y por debajo de los dos líderes. Hay un total de 29 imputados con peticiones de penas de prisión, sobre todo por organización criminal y delitos contra la salud pública, que superan en muchos casos los diez años de prisión.

Los Lobos, los más peligrosos de Los Manolos

De la documentación explotada por los Mossos d'Esquadra y que recoge la Fiscalía en su calificación fiscal, asegura que algunos de los imputados habían creado un grupo muy violento dentro de Los Manolos que habían bautizado como Los Lobos y que se habían también especializado en conseguir dinero extorsionando a otros clanes. Con el 'truco', Los Lobos hacían creer a otros clanes, como el de Los Cafeletes, que la policía había descubierto sus plantaciones por culpa de ellos, pidiendo una "indemnización". Estas extorsiones no siempre funcionaban. En junio de 2020 se produjo un tiroteo entre los dos clanes en la calle de Levante, en la Mina, con varios heridos. En este compendio de acciones presuntamente criminales, los integrantes de este grupo también habían asaltado a clanes rivales para hacerse con su dinero y su droga e incluso habían organizado controles falsos de policía para parar los vehículos dónde viajaban los líderes de los clanes rivales.

Un arma de guerra escondida en casa su cuñada

En las entradas que se hicieron los Mossos antes del verano de 2020 en varios pisos de la Mina, con la movilización de casi 500 agentes de intervención y de investigación, se encontró un arma de guerra prohibida. Fue localizada en un piso de la calle de Marte donde vivía una cuñada de Curro, uno de los principales investigados. Los investigadores encontraron un fusil de la marca Zastava M70 AK-47 fabricado en Yugoslavia y también un arsenal de armas y munición que la mujer que vivía en el piso, Alba C.N., presuntamente, tenía en depósito a disposición de su cuñado Curro o de las personas del entramado criminal que las necesitaran. De esta manera no las tenían que guardar ellos por el peligro que comportaba si la policía asaltaba su casa. Durante la investigación, sin embargo, los Mossos pudieron saber que las armas estaban en este piso.

Los líderes de Los Manolos, a juicio

Todas estas sospechas por parte de los Mossos d'Esquadra y la Fiscalía se habrán ahora de probar durante un juicio que está previsto que se celebre los meses que vienen. Después de la instrucción que ha hecho un juzgado de Badalona será ahora la Audiencia de Barcelona quien tendrá que acoger este macrojuicio contra los líderes del entramado criminal que lideraban Los Manolos en la Mina. Algunos de estos acusados serán defendidos por el abogado penalista Eloi Castellarnau, que ya ha defendido en otros relevantes miembros de esta familia en otros procesos judiciales contra ellos.

La Fiscalía pide penas de prisión de 8 años para Tío Pijón -sobre todo por Salud Pública- y 6 años para Tío Lolo -también sobre todo por Salud Pública. Para los hermanos de Tío Lolo pide 10 años para Tío Antonio (Organización criminal, salud pública, coacciones y armas), 8 años para Tío José (Organización criminal, salud pública y armas) y 5 años para Tío Miguel (Organización criminal y salud pública). Quien se enfrenta a una petición de pena más alta es a Curro, hijo de Tío Lolo, por quien piden 22 años de prisión por organización criminal, salud pública, blanqueo de capital y tenencia de armas de guerra). Para el otro hermano, Lisardo Moño, piden 16 años de prisión por|para los mismos delitos que Curro.

En total, para los 29 imputados, la Fiscalía pide penas de prisión de más de 240 años. En su totalidad, por delitos de organización criminal, para estar relacionados directamente con este clan familiar, y también por salud pública. También se suman otros delitos como detenciones ilegales, robos con violencia, tenencia de armas y armas de guerra, receptación y blanqueo de capitales a algunos de los encausados.