La Audiencia de Girona ha condenado a 26 años y medio de prisión Jordi Brull, el profesor de batería de Quart acusado de abusar sexualmente de cinco de sus alumnos entre los años 2009 y 2020. La sentencia concluye que está probado que fue el autor de cada una de estas agresiones sexuales, en las cuales se aprovechó de la influencia que tenía hacia los jóvenes para abusar de ellos en el sótano de su casa. Según la sección tercera, el hombre se ganaba su confianza y, al cabo de un tiempo, empezaban los tocamientos, las masturbaciones y las felaciones.
Un abuso de superioridad para aprovecharse sexualmente de sus alumnos
El tribunal considera que el profesor, beneficiándose de su cargo, ejerció un abuso de superioridad para aprovecharse sexualmente de sus alumnos, todos ellos menores de edad cuando| empezaron las clases, en lo que definen como "un plan premeditado". Así pues, según el tribunal, Jordi Brull se fue ganando la confianza de los jóvenes hasta convertirse en su padre-colega, manipulándolos emocionalmente para, después, perpetrar los abusos.
La Audiencia considera que escogía a sus víctimas metódicamente y les decía que eran sus mejores alumnos y que tenían un futuro prometedor en el mundo de la música. Se mostraba afectuoso con ellos, los abrazaba, les daba besos y les hacía masajes que, poco a poco, iban aproximándose cada vez más a los genitales. Finalmente, con el paso del tiempo, fueron llegando las masturbaciones o las felaciones. Los alumnos, bajo la presión de su profesor, más de 30 años mayores que ellos, accedían a darlo por temor "a hacerle daño, a perderlo como adulto referente o a perder las clases de batería con él". Por lo tanto, el tribunal descarta que fueran relaciones consentidas.
Condenado a 26 años y medio de prisión
Así pues, después de comprobar que las declaraciones de las cinco víctimas eran muy sólidas y definían un modus operandi muy similar en todos los casos, la Audiencia ha considerado probado que Jordi Brull es autor de tres delitos continuados de abuso sexual con penetración y dos delitos de abuso sexual, uno de ellos con penetración. Por este motivo, ha sido condenado a 26 años y medio de prisión, aunque por imperativo legal solo cumplirá 20. Aparte, también se le ha condenado a cinco años de libertad vigilada y la prohibición de comunicarse o acercarse a menos de 300 metros de las víctimas. En concepto de responsabilidad civil, tendrá que indemnizar a los jóvenes con 80.000 euros por el daño moral.