No fue un crimen. Francisco Berenguer Moreno, de 53 años y nacionalidad española, no mató, según las investigaciones realizadas por los Mossos d'Esquadra y el juzgado de instrucción 26 de Barcelona, a sus dos hijos, un niño y una niña, de 7 y 10 años. Según ha informado el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC), la titular del juzgado ha ordenado el archivo provisional del caso, dado que, tanto de la inspección llevada a cabo durante el levantamiento de los cadáveres, como de los informes de las autopsias y del resto de las pruebas complementarias, no resultan indicios de la comisión de delito. Si bien todavía hay camino por recorrer, este archivo indica que, por ahora, no existe ningún indicio que haga pensar que el hombre mató a las dos criaturas, o por lo menos, nada que lo pueda probar.
El hombre no devolvió a los hijos a su madre, de quien estaba separado, después de las vacaciones de Navidad y Reyes. Cuando la madre se presentó en el piso se encontró los tres cadáveres. Los Mossos d'Esquadra, en un primer momento, aseguraron que se investigaba el caso como un posible suicidio del hombre después de haber matado a los dos menores de edad. La Conselleria de Feminismes también condenó el crimen y contabilizó a los dos niños como víctimas de violencia vicaria, la violencia que el progenitor ejerce contra los hijos para hacer daño a la madre.
Causa archivada: no se puede considerar un crimen
Según este archivo, pues, los fatídicos hechos de enero de 2024 en estos bajos del barrio de Horta, concretamente, en el número 47 del paseo Universal, no se pueden considerar un delito, según el juez, y, por lo tanto, tampoco que el padre hubiera obrado, de manera voluntaria, o incluso negligente, causando la muerte de los dos niños y de él mismo. El caso se da ahora por cerrado, tal y como también había pedido la defensa de la familia de Francisco, después de recibir las pruebas periciales a las que se refiere el auto de la jueza que ha llevado el caso. En la inspección ocular del piso, los investigadores de los Mossos detectaron que se habían precintado las ventanas, un hecho que, ahora parece, hizo para evitar escapes de frío, y que la mala combustión del aparato que utilizaba para calentar la casa fue fatal, aunque el hombre no lo manipuló para acabar con la vida de los dos menores.