Pillado un cazador furtivo de Terrassa (Barcelona). Los Agents Rurals descubrieron varias ballestas colgadas en una zona de campos de olivos a las afueras de la ciudad que servían para matar y capturar pájaros protegidos. Los forestales, ante estos hechos, realizaron una vigilancia especial en el área donde fueron encontrados los aparatos metálicos y, este lunes, según ha podido saber ElCaso.com, interceptaron al responsable cuando iba a recoger el botín: las aves que cayeron en las trampas.

Casi 50 trampas y 14 pájaros muertos

Los Agents Rurals localizaron 44 trampas y 14 pájaros muertos en las ballestas instaladas por el hombre. Entre las aves había ejemplares de petirrojo, colirrojo tizón, pinzón, pía, tarabilla y curruca cabecinegra, todas ellas especies protegidas. También encontraron un mirlo, no cinegético. Es decir, que no está autorizada su captura a pesar de tener un nivel de conservación menor que las otras. El hombre como presunto autor de los hechos ha sido denunciado por un delito contra la fauna.

Según han explicado fuentes de Agents Rurals a este medio, aunque no habría una respuesta unánime sobre la caza de estos pájaros, lo más probable es que el hombre lo hiciera para comer. Que suele ser el caso más habitual en este tipo de prácticas. Sin embargo, la caza de estos ejemplares de aves y en zonas no habilitadas especialmente como espacios de cotos, como es el caso de Terrassa, está totalmente prohibida en pro de la conservación de la fauna autóctona del territorio. Así queda especificado al decreto ley 2/2011, de 15 de noviembre, una normativa que creó alboroto en su momento, dado que que las entidades ecologistas se quejaron de que la Generalitat eliminaba cuatro espeies de pájaros de la lista de ejemplares protegidos.