Cae el asesino de un hombre en Ciudad de México. Manuel Herrero Muñoz se encontraba huido desde hacía años por el crimen cometido en el Estado americano y estaba incluido en la lista de los diez más buscados de España y en la Europe's Most Wanted Fugitives de Europol. Además, tenía en vigor una reclamación judicial y estaba considerado de máximo interés por las autoridades mexicanas. La Policía Nacional lo ha detenido después de iniciar una investigación en el año 2020, por parte de la Sección de Localización de Fugitivos, al recibir petición de colaboración de las autoridades policiales y judiciales de México para identificarlo, pillarlo y arrestarlo para proceder a su posterior extradición. Por todo ello, el cuerpo, según ha informado en un comunicado este miércoles, utilizó todas las herramientas posibles, entre otros la de la colaboración ciudadana que ha sido determinante dada la dificultad en dar con él por sus cambios de domicilio y de aspecto físico radicales.

 

Manuel Herrero Muñoz, de 33 años y 1,75 metros de altura, es natural de Valladolid. Además, a pesar de los cambios físicos recurrentes, tenía aspectos muy característicos como una cicatriz quirúrgica en el brazo izquierdo y un tatuaje de una ancla en en el dedo corazón izquierdo. Todo apunta que residía a medio camino entre España y algunos países latinoamericanos. Las autoridades mexicanas, por el crimen en la capital del país, le solicitaban una pena de hasta 35 años de prisión. Pero, pese a ello, llevaba tres años zafándose de los investigadores de los estados de la esfera hispana. Finalmente, a raíz de la presión mediática y policial a la que estaba siendo sometido se presentó en dependencias policiales, en Madrid, donde fue arrestado por los agentes del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) y puesto a disposición judicial.

Así cometió el asesinato en México

La Policía Nacional, creyendo que estaba escondido en España, ya advirtió el año pasado en sus redes sociales y en otros espacios públicos de difusión que Manuel Herrero Muñoz provocaba problemas allí donde iba y que no tenía ningún tipo de remordimiento después de matar a alguien. El criminal está acusado de matar a un hombre y haber ocultado su cuerpo en una bodega, para después meter el cadáver en un tambor y rellenarlo con cemento para que nadie lo encontrara. Según la investigación policial de aquel 2012, cuando se produjeron los hechos, cortó prácticamente el cuello a un hombre con un objeto punzante, provocándole varias lesiones y un traumatismo cervical y torácico. Pero para deshacerse de la víctima necesitó la ayuda de una tercera persona, por lo que se cree que habría tenido el apoyo de un cómplice.