Un camello de 49 años cometió el fatídico error de aparcar su coche en el sitio particular de un agente de la Policía Nacional, con el vehículo a rebosar de hachís, con tan mala suerte que el policía en cuestión justo quería dejar su coche y se encontró con que otra persona había estacionado - mal, de hecho - su turismo. Del coche, además, salía un fuerte olor de marihuana, lo que levantó las sospechas del agente. Poco después, vio que un hombre que cargaba dos bolsas llenas se acercaba al estacionamiento.
El policía se identificó como agente de la ley y le pidió a esta persona que le mostrara su documentación, así como el contenido de las bolsas y que abriera el maletero. El sospechoso llevaba varias tabletas de hachís que pretendía transportar con el coche, con el resto de la droga, hasta un punto de venta. Viendo eso, el policía pidió la presencia de los agentes del Grupo I de Estupefacientes de la Policía Nacional, que se desplazaron hasta allí y se hicieron cargo de las diligencias. En total, se le requisaron 87 kilos de hachís y 300 gramos de cocaína. Por estos hechos, lo detuvieron como el autor de un delito de tráfico de drogas.
Tenía un trastero con droga en el mismo edificio donde vivía el policía
Durante el registro también le encontraron encima una llave que, según pudieron comprobar los policías, era de uno de los trasteros que había en el aparcamiento. Mientras tanto, identificaron al sospechoso, comprobando que, aunque tenía un trastero alquilado en el mismo edificio dónde vivía el agente a quien le había ocupado el aparcamiento, él no vivía allí. Según parece, era donde almacenaba la droga y de donde estaba volviendo con las bolsas cuando fue pillado.
Después de pasar por dependencias policiales para ser interrogado, fue puesto a disposición del Juzgado de Instrucción en funciones de guardia que decretó su ingreso en prisión de manera provisional.