Nueva actuación en L'Hospitalet de Llobregat para acabar con los supermercados que se saltan la legislación y llegan a suponer un peligro para los vecinos. Este martes de madrugada, una patrulla de la Guardia Urbana detectó que había uno de estos establecimientos comerciales en la calle de Enric Prat de la Riba, en el barrio de Sant Josep, que estaba abierto más allá de su horario permitido. Así pues, los agentes accedieron al supermercado e hicieron una inspección por comprobar los permisos que tenía y que todo estuviera en orden.

La realidad, sin embargo, es que el establecimiento estaba cometiendo varias infracciones. Más allá de abrir a altas horas de la noche cuando no tenían permiso para hacerlo, también se dedicaban a vender alcohol fuera del horario marcado legalmente, entre las diez de la noche y las ocho de la mañana. Además, presentaba deficiencias sanitarias, ya que en sus estanterías se encontraron productos caducados a la venta que cualquier persona podía comprar y llevarse a casa para consumirlos. Así pues, los agentes acabaron denunciando al propietario del supermercado por todas estas infracciones, cerraron el local y se llevaron todos los productos caducados para proceder a su destrucción.

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El supermercado abría fuera de su horario y vendía productos caducados. / Guardia Urbana de L'Hospitalet

Mano dura contra bares y supermercados en L'Hospitalet

El supermercado de la calle de Enric Prat de la Riba se suma a los diversos establecimientos, tanto supermercados como bares, que se han ido cerrando o denunciando en L'Hospitalet en las últimas semanas, por saltarse la ley y presentar deficiencias sanitarias. A finales de mayo, se cerró un bar ilegal lleno de armas en la calle de las Amapolas donde los clientes consumían drogas entre cucarachas y se denunció un supermercado de la calle de Sant Pere con cucarachas por todas partes y con una cocina ilegal. En junio, en el marco del operativo de seguridad por Sant Joan, se cerraron cinco asquerosos bares del barrio de Pubilla Cases, en los alrededores de la avenida de Severo Ochoa y la calle de Luarca, que suponían un peligro para la salud de los clientes con cucarachas, suciedad y comida en mal estado.