Los Mossos d'Esquadra, en una operación conjunta con la Policía Nacional española, han desarticulado un clan sudamericano que obligaba a mujeres a prostituirse en los diversos burdeles que tenían repartidos por toda Catalunya. Las víctimas, colombianas y bolivianas, eran explotadas las 24 horas del día, todos los días, en condiciones infrahumanas, amontonadas en habitaciones sin luz natural y sometidas a amenazas y vejaciones por partes de los proxenetas. En total, se han detenido ocho personas procedentes de Venezuela, Perú, Brasil, Paraguay y Bolivia, y se han liberado nueve de las catorce mujeres identificadas.

La operación policial arrancó en agosto del 2022 con una entrada y registro de uno de los prostíbulos que tenían en Salou, en Tarragona. La encargada del establecimiento quedó detenida, y una de las trabajadoras explicó que por encima de esta mujer había una pareja de bolivianos que eran quienes regentaban todo el entramado criminal, siendo los propietarios de varias casas-prostíbulos. A finales de aquel año, en un control de tráfico de la Jonquera, los agentes pararon un coche con tres pasajeros. Dos de ellos, un hombre y una mujer, acabaron confesando que trabajaban en un call-center ilegal donde habían sido contratados por el conductor del vehículo quien, además, disponía de burdeles.

La entrada en el burdel de Salou y la declaración de estas dos personas hizo que los investigadores de la policía catalana pudieran unir los dos casos, y la Unidad Central contra el Tráfico de Seres Humanos se puso manos a la obra. Durante sus pesquisas pudieron comprobar que las personas investigadas se correspondían con unos individuos bajo la lupa de la policía española, y ambos cuerpos unieron fuerzas.

Prostíbulos en varias localidades de Catalunya

En los meses de marzo, mayo y junio del 2023, la policía recibió tres denuncias anónimas que informaban sobre la existencia de una organización dedicada a la explotación sexual de mujeres sudamericanas en prostíbulos de Barcelona y Tarragona, gestionados a través de un call-center. Las mujeres que habían hecho las denuncias explicaron detalladamente a los agentes su situación: cómo tenían limitadas las salidas al exterior, cómo vivían amontonadas en colchones en el sótano, sin calefacción ni ventilación, y cómo las obligaban a estar disponibles para clientes a todas horas, sin descanso. Gracias a estas denuncias, los investigadores pudieron confirmar la existencia de este clan y, poco después, identificaron a las ocho personas que la formaban.

 

Gestionaban los servicios desde un call-center clandestino

La pareja que lideraba el grupo, además de los diferentes prostíbulos, también tenía a su cargo un call-center ilegal. En este centro trabajaban cuatro de las víctimas de telefonistas con jornadas de hasta 15 horas diarias durante los siete días de la semana por un sueldo de 1.000 euros. De la misma manera que las mujeres prostituidas, sus condiciones laborales eran lamentables, con solo una hora libre al día y amenazadas por los proxenetas. Su tarea era gestionar la contratación de los servicios sexuales, así como la organización de los mismos y el ofrecimiento de drogas a los clientes.

Tras haber recabado las pruebas suficientes, se hicieron seis entradas y registros simultáneos en Barcelona, Tarragona y Girona el pasado 14 de febrero. Los ocho miembros de la banda fueron detenidos, acusados de los delitos de pertenencia a organización criminal, tráfico de seres humanos relativos a la prostitución, contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, contra la salud pública y amenazas graves. Nueve de las trece víctimas pudieron ser liberadas, y se intervinieron 17.770 euros en efectivo, varios documentos, seis gramos de cocaína, cien pastillas de Viagra, joyas valoradas en 30.000 euros y dos vehículos.

Todos los detenidos, cuatro pillados en Tarragona, dos en Barcelona y dos en Girona, pasaron a disposición judicial el pasado 16 de febrero, con los dos líderes ingresando en prisión por orden del Juzgado de Instrucción número 3 de Tarragona.