Hace justo un año, en julio de 2024, el juez enviaba a la prisión a Natàlia R.C., una maltratadora de animales que durante años se hizo pasar por veterinaria en la comarca de la Selva (Girona) sin tener licencia. Además del ingreso a prisión, también se le impuso una orden de alejamiento por la cual tenía prohibido acercarse a ningún animal durante un largo periodo de tiempo una vez saliera en libertad. Un año después, sin embargo, ya en la calle, esta mujer, de 51 años y nacionalidad española, ha vuelto a ser detenida por los Mossos d'Esquadra. Y es que no se ha podido privar y ya volvía a tener animales maltratados en el sótano de su casa, en Tossa de Mar.

Tenía escondidos perros y conejitos de indias en muy mal estado

Gracias a la Policía Local de Tossa de Mar y de los Agents Rurals, los Mossos d'Esquadra tuvieron conocimiento hace unos días de que la falsa veterinaria podría tener animales en su casa, cosa que tenía prohibida desde que el juez lo había enviado a la prisión hacía un año. Así pues, este miércoles, agentes de la policía catalana y de la policía municipal se presentaron en su domicilio para comprobarlo y, al inspeccionar el espacio, encontraron dos perros y dos cobayas escondidos en el sótano en muy mal estado de salud, desnutridos y en condiciones lamentables.

Quien no estaba en el domicilio, sin embargo, era la falsa veterinaria, que no pudo ser localizada en el momento del registro en la vivienda. No obstante, la misma mujer se acabó entregando de forma voluntaria a la comisaría de los Mossos este miércoles por la noche y fue detenida como a presunta autora de los delitos de maltrato animal y de quebrantamiento de condena por ejercer de manera fraudulenta. El Juzgado de Instrucción número 4 en funciones de guardia de Blanes ha dejado en libertad a la mujer, que se ha acogido a su derecho a no declarar, con la obligatoriedad de presentarse en los juzgados siempre que sea requerida. 

Tercera vez que es detenida

El historial delictivo de esta peligrosa falsa veterinaria se remonta a más de una década atrás. La mujer abrió una clínica en Vidreres sin tener ninguna titulación y cobraba a los propietarios de los animales por servicios que después no acababa prestando, tal como denunciaron las víctimas. Las denuncias fueron cada vez a más, con acusaciones de estafa, maltrato animal, falsificaciones e intrusismo profesional. El Colegio de Veterinarios de Girona la llegó a inhabilitar hasta tres veces, en los años 2011, 2012 y 2015, y una sentencia del contencioso el año 2017 la condenó a no poder ejercer la actividad a raíz de las numerosas infracciones que cometía.

A pesar de la inhabilitación, la mujer siguió ejerciendo como veterinaria. Ofrecía servicios a precios económicos, con visitas a domicilio en urbanizaciones, y siempre pedía que se la pagara en efectivo o a través de Bizum. También utilizaba su domicilio de Tossa de Mar para acoger animales domésticos en régimen de guardería, que tenía encerrados en malas condiciones y haciéndolos sufrir temperaturas elevadas. Además, recogía animales y los operaba en casa, en una habitación sin las medidas higiénicas pertinentes, motivo por el cual muchas mascotas cogían infecciones y acababan muriendo. De hecho, se llegaron a encontrar unos noventa de cadáveres de gatos y perros. En julio de 2024 volvió a ser detenida por todos estos hechos y el juez la envió a prisión un mes y le prohibió acercarse a los animales. Una vez salió en libertad, sin embargo, se saltó la prohibición y ha vuelto a ser detenida. Ahora, habrá que ver si decide volver a hacerlo y la detienen por cuarta vez.