Chicas de origen vietnamita y filipino a quienes prometen una vida más sencilla en Europa, pero, una vez aquí, las obligan a trabajar durante jornadas interminables en centros de manicura y sin ningún tipo de remuneración económica, secuestrándolas en pisos patera donde las mantienen controladas las 24 horas del día. La Policía Nacional ha desmantelado la mafia responsable, liberando a un total de 23 víctimas que estaban siendo explotadas en salones de uñas de Barcelona, Mallorca, Alicante, Sevilla y Bilbao, y arrestando a catorce personas acusadas de tráfico de personas y explotación laboral, incluidos los cuatro cabecillas de la organización criminal.
La ruta de las víctimas desde Asia hasta el Estado español
La mayoría de las chicas eran captadas en Vietnam -algunas eran originarias de Filipinas- desde donde las trasladaban en avión hasta Hungría. Una vez en Europa, los miembros de la organización les proporcionaban tarjetas de permiso de residencia y de trabajo en países del espacio Schengen de manera fraudulenta, que utilizaban para llegar sin muchos problemas hasta el Estado español. Una vez llegaban a las diferentes ciudades, los delincuentes les facilitaban viviendas donde después las secuestraban, con cámaras de videovigilancia por todas partes para tenerlas controladas a todas horas. Para poder justificar su estancia, las matriculaban en centros de idiomas y con este documento solicitaban a sus nombres el visado por estudios, aunque nunca llegaban a acudir a las clases.
Todos estos trámites hacían que las víctimas contrajeran una deuda con los detenidos, deudas que podían llegar hasta los 20.000 euros. Para devolver este dinero, las obligaban a trabajar para ellos en salones de manicura durante largas horas, de lunes a domingo, sin recibir un sueldo ni poder salir a la calle. La presión que eso suponía para las víctimas hizo que al menos una de ellas intentara suicidarse.
La Policía estiró el hilo desde Mallorca
En abril del 2024, los investigadores de la Policía Nacional detectaron la existencia de diferentes locales de manicura en Palma, donde las trabajadoras podían estar siendo víctimas de explotación laboral. Las perquisiciones confirmaron las sospechas de los agentes y revelaron que la propietaria de estos centros tenía vínculos estrechos con otros de Barcelona, Alicante, Sevilla y Bilbao. Este descubrimiento hizo que estiraran el hilo hasta corroborar que, tras todo eso, había un entramado criminal especializado en el tráfico de personas.
Con esta información, se hicieron siete entradas y registros simultáneos en Palma, Sevilla y Alicante, con tres de los locales clausurados. De los trece detenidos -nueve de nacionalidad vietnamita, tres de española y una de América del Norte- uno ha ingresado en prisión de manera provisional. Aparte de las 23 chicas liberadas, se intervinieron 79.000 euros en efectivo, cinco coches de alta gama, joyas valoradas en 8.500 euros y se han bloqueado varias cuentas bancarias con 291.000 euros.