La semana pasada, ElCaso.com avanzaba un grave incidente en el que un grupo de cien personas, todas de etnia gitana y muy jóvenes, emboscaron a dos furgonetas de la Brigada Móvil (Brimo) de los Mossos d'Esquadra en el interior del barrio de la Font de la Pólvora, uno de los más conflictivos de Girona. En los habituales patrullajes que hacen los equipos de la Brimo por el barrio, desde que se ordenó un refuerzo policial en la zona por los incidentes posteriores al tiroteo de la verbena de Sant Joan, en el que fueron asesinadas dos personas con un arma de guerra, un AK-47, los dos equipos se vieron sorprendidos por los jóvenes de este barrio de las afueras de la capital del Gironès, que les lanzaron piedras desde la calle y también desde balcones. Aunque ningún agente resultó lesionado, las furgonetas sí que recibieron impactos y sufrieron daños.

Según ha podido saber ahora ElCaso.com, los dos equipos de la Brigada Móvil que estaban en la zona, después de replegarse y retirarse, comunicaron el incidente por radio y se equiparon con material antidisturbios para actuar, pero no recibieron autorización por parte de los mandos de guardia para intervenir, según han explicado fuentes de la Brimo a este medio.

Los jefes de los Mossos en Girona pidieron a los dos equipos de la Brigada Móvil que se retiraran y no intervinieran para disolver la turba que les había atacado con piedras. Los dos equipos de orden público recibieron órdenes de salir del barrio y seguir con los controles de paso estipulados en las entradas y salidas. Más tarde, aunque sin relación con los incidentes anteriores, se pudo detener a una persona por un delito contra la salud pública. Al día siguiente, en un control de tráfico de la Policía Municipal de Girona, se tuvo que pedir la asistencia del Àrea Regional de Recursos Operatius (ARRO) después de verse rodeados por familiares de un hombre que había sido detectado conduciendo sin carnet.

Los Mossos, enfadados

La falta de determinación de los mandos de la región de Girona –que justo el viernes recibieron la visita del flamante director general de la Policía, Josep Lluís Trapero, y de la consellera de Interior y Seguridad Pública, Núria Parlon– ha generado malestar no solo en la Brigada Móvil, sino también en las unidades de seguridad ciudadana de la región de Girona, que ven que, aunque son habitualmente atacados, no pueden responder. El caso recuerda al de hace pocos meses, también relacionado con los mismos protagonistas, cuando familiares de las dos víctimas del tiroteo de la Font de la Pólvora fueron a Figueres para destrozar tres viviendas y no fueron detenidos por la policía, aunque se sabía que se estaban desplazando al barrio y que se podía evitar.