Desde este 3 de junio, y según ha podido saber ElCaso.com, que ha tenido acceso a una orden por escrito de la directora de Brians 2, en esta prisión del Baix Llobregat se permite que los internos tengan, sin ser sancionados, papel de plata para drogarse en el interior del centro penitenciario. Según la orden de dirección 16/2025, que ha entrado en vigor esta semana, y a petición del Centre d’Atenció i Seguiment (CAS) de la prisión, que depende del Departament de Salut, se facilitará a las personas drogodependientes papel de plata sin plomo para el consumo de droga quemada e inhalada.

Desde el CAS se facilitará el papel de plata a los internos que sean consumidores de drogas por vía pulmonar y parenteral —que quieran optar por el formato pulmonar— y, además, se les firmará un documento para demostrar que se les ha entregado oficialmente el papel de plata y un tubo, de forma que, en futuros registros o controles internos, no sean sancionados. Este cambio, que el Departament de Justícia ha confirmado a ElCaso.com, aunque ha evitado dar más detalles, hacer comentarios o ningún tipo de explicación, ya se aplicaba en Brians 1 desde 2020, según informaciones obtenidas por este medio de fuentes penitenciarias.

Imposible evitar la droga en prisión

La autorización por parte de la dirección del centro para distribuir papel de plata entre los internos que consumen drogas ha generado revuelo interno. Los funcionarios de prisiones, según ha podido saber ElCaso.com, creen que es un paso atrás. Aunque el proyecto se enmarca en una estrategia, según aseguran desde el CAS, de “promoción de la salud” —diversos informes, desde Brians 1, avalan repartir este papel de plata para “reducir daños”—, facilitar las cosas a quienes quieren drogarse dentro de los centros penitenciarios no parece, a simple vista, una buena idea. Al mismo tiempo, sin embargo, los propios funcionarios también destacan que este tipo de acciones envían un mensaje claro: es imposible evitar el consumo de droga en el interior de las prisiones. Los mismos funcionarios lamentan que criterios externos a la gestión de las prisiones acaben afectando a la vida diaria en los centros penitenciarios.