En plena época de pedidos online, recibir paquetes de diferentes empresas y no movernos de casa ni para comprar en el supermercado es lo más normal. Sin embargo, como en la mayoría de casos, todo avance viene acompañado de posibles amenazas a nuestra seguridad.
Un paquete de Madrid en un pueblo de Ávila
Es el caso de las cajas que recibimos de Amazon o cualquier otra compañía, que reciclamos como buenos ciudadanos y que no sabemos que puede suponernos más de un problema.
Porque los contenedores a los que tiramos los envases tiene acceso todo el mundo y los datos que lleva la etiqueta y que delatan nuestra dirección y otras referencias de gran importancia pueden caer en manos equivocadas.
Así lo ha evidenciado la historia de una usuaria de Twitter, cuyo alias es @pnkVirus, que ha tenido una historia que por suerte ha quedado en anécdota, pero que podría haber tenido un final mucho más trágico.

Captura de la conversación compartida por la usuaria / Twitter @pnkVirus
Según relata en un hilo de la famosa red social, el pasado domingo sobre las siete y media de la tarde le llamó una señora que había encontrado un paquete a su nombre en un pueblo de Ávila, en el banco de un parque. La mujer le dice que no sabe qué hacer con él.
Una caja de Sephora llena de otra mercancía
Entonces, la joven, que vive en Madrid, se da cuenta de que el paquete proviene de la empresa de cosmética Sephora y pone que está pagado, aunque no entiende cómo ha podido llegar la caja sellada hasta allí.
Y es que la tuitera ya había recibido el pedido de champús y cremas una semana atrás, y empezó a pensar que a la compañía se le había olvidado enviar parte de los productos o que se trataba de unas muestras de cortesía.
Pero no era así: como la mujer que lo había encontrado no se lo podía enviar de vuelta porque en el pueblo no hay oficina de correos y el cartero solo pasa ciertos días de la semana, la joven le pidió que lo abriera para ver lo que era.

Captura de la conversación compartida por la usuaria / Twitter @pnkVirus
En su interior había una de las cosas menos esperadas: estaba llena de aguacates.
Después de un ataque de risa, la dueña del envase ironiza: "Yo no recuerdo haber pedido aguacates a Sephora" y se pregunta cómo ha llegado su nombre hasta el pueblo de Ávila.
Borrar los datos de cajas de Amazon para evitar problemas
Finalmente, da con la respuesta: tras recibir su pedido, tiró al contenedor la caja de cartón sin borrar ni tachar su dirección.
Su teoría: "alguien recogió la caja, la llenó de aguacates y se la llevó al pueblo". Es por eso que alerta de que hay que eliminar nuestros datos de las etiquetas, por ejemplo de Amazon, para evitar este tipo de situaciones.
Porque, aunque en este caso ha quedado en un hecho anecdótico, el acceso a nuestros datos puede acabar en auténticos dramas como suplantación de identidad. Además, las personas equivocadas pueden hacerse con nuestro domicilio y provocar episodios de robos o acoso.