Acechando en torno a los cajeros automáticos. Así atracaba una pareja de ladrones a señoras mayores de Tarragona, fijándose en la cantidad de dinero que extraían y siguiéndolas para atracarlas momentos después. Este jueves consiguieron hacerse con 1.000 euros en billetes de 50 que una vecina acababa de guardar en su bolso. Los delincuentes, de 38 y 39 años y múltiples antecedentes por hechos similares, pensaron que habían ganado la lotería con este atraco. La euforia les duró muy poco, sin embargo, ya que los Mossos d'Esquadra los detuvieron pocos minutos después.

Y es que no solo ellos estaban al acecho. Sin que se dieran cuenta de ello, una patrulla de los Fura, la unidad de paisano de la policía catalana, los tenía en el punto de mira desde hacía un rato. Así, cuando cometieron el robo, alrededor de las diez y media de la mañana, los siguieron sin problemas y los pillaron mientras intentaban huir.

Los Mossos detectaron a los ladrones antes del robo

El atraco tuvo lugar por la zona de la Rambla Nova de Tarragona. A los agentes les llamó la atención la actitud sospechosa de los ladrones, que rondaban por delante de un cajero automático, prestando especial atención a mujeres mayores y a si extraían o ingresaban dinero, y qué cantidad. Asimismo, no paraban de mirar a su alrededor, como vigilando que nadie les estuviera siguiendo. Los Mossos sospecharon inmediatamente que se trataba de unos delincuentes a la espera de poder atracar a alguna persona que acudiera al cajero. Y no se equivocaban.

Escogieron a su víctima, una señora mayor que acababa de sacar muchos billetes de la máquina, y la siguieron hasta una panadería. Allí, mientras la mujer estaba mirando el escaparate, se pusieron detrás en la cola como si estuvieran esperando su turno. En realidad, sin embargo, cogieron el fajo de billetes del bolso, que llevaba abierto, y escaparon.

Fuera los esperaban los Mossos de incógnito, y al verlos salir corriendo se lanzaron en su persecución. En cuestión de minutos los detuvieron, identificaron y registraron, encontrándoles los 1.000 euros que acababan de robar. La señora, mientras tanto, se había dado cuenta del robo y salió también por si tenía tiempo de ver quién había sido el autor. Para su sorpresa, los ladrones ya estaban con las esposas puestas, y los policías pudieron devolverle el dinero.