Antonio Anglés tiene muchos nombres: desde sus motes "Sugar" o "Asuquiqui" hasta sus cargos criminales, que le convierten en asesino, torturador y violador. Ahora, también se ha ganado otra etiqueta, ya que ha entrado en el ranking de los fugitivos más buscados por la Interpol.

Antonio Anglés, Asuquiqui y asesino de Alcàsser

El asesino de Alcàsser no es uno de esos criminales de los que tras su detención todo el mundo puede decir que "era muy simpático" o "siempre saludaba". Uno de sus rasgos principales, de hecho, era su violencia y agresividad, que llevaba intrínseca desde la adolescencia.

Hijo de Neusa Martíns, que tuvo diez hijos de los que sobrevivieron ocho, ya desde joven causaba revuelo por su comportamiento.

Nacido en São Paulo, emigró junto a su familia al municipio valenciano de Catarroja, donde todo acabó en tragedia. Cuando necesitaba dinero le pegaba palizas a su madre para conseguirlo, además de tener antecedentes por robo, atraco y tráfico de drogas.

Palizas a su madre por dinero, acoso a sus hermanos pequeños e intento de asesinato

“Es evidente que cuando Antonio estaba en la cárcel, la familia vivía tranquila, cuando estaba en casa era un sin vivir. Sufrimos maltratos de parte de él, nos pegaba a los hermanos y hasta a mi madre. Un día le quemó el colchón a mi madre cuando dormía, mandaba a mis hermanos pequeños a robar para él y decía que, como eran menores de edad, si los pillaban, no pasaba nada, y mis pobres hermanitos se tenían que ir al supermercado a sacarle todo lo que él les pedía, y un sinfín de historias poco dignas de ser una buena persona”, declaró la hermana artista de los Anglés, Kelly, a Lucía Etxebarría en una entrevista.

Uno de los delitos más graves que le llevó a la cárcel durante dos años fue el secuestro, paliza e intento de asesinato en 1990 de su entonces novia Nuria Pera Mateu, de 20 años, que supuestamente le había robado varios gramos de heroína. La intervención de Neusa, madre de Antonio, y de un hermano suyo, evitaron el asesinato por venganza.

La noche del crimen de las niñas de Alcàsser

Y el 5 de marzo de 1992 le concedieron un permiso de seis días que se ha acabado alargando hasta hoy, ya que nunca volvió a la cárcel Modelo de Valencia. El 13 de noviembre del mismo año, Asuquiqui paseaba en el Opel Corsa de su amigo Miquel Ricart -cómplice del crimen que pasó 20 años en prisión tras el hallazgo de los cuerpos- y junto a él, cuando vieron a Toñi, Desirée y Míriam, las niñas de Alcàsser, de entre 14 y 15 años, haciendo autostop.

Opel Corsa blanco Alcàsser / Archivo Wikimedia Commons

Opel Corsa blanco, mismo modelo que el que utilizaron los asesinos de Alcàsser / Archivo Wikimedia Commons

Buscaban a alguien que les acercase a la discoteca Coloor de Picassent, a dos kilómetros, donde iban a celebrar una fiesta de su instituto.

Se montaron en el coche y pasaron por el local, pero no pararon ahí y Anglés le ordenó a Ricart que siguiese conduciendo, ante lo que las niñas empezaron a gritar.

Secuestro y traslado a La Romana

Fue entonces cuando Asuquiqui sacó una pistola Star del calibre 9 mm corto, las golpeó con la culata del arma y las ató, hasta que llegaron a la caseta medio en ruinas de "La Romana", en Catadau.

Allí dos de las menores fueron violadas tanto por Anglés como por Ricart, las dejaron atadas y fueron al pueblo a por comida.

Al volver violaron a la tercera niña, cavaron una fosa y las obligaron a ir hasta allí, donde les disparó en la cabeza y las enterraron. Recogieron los casquillos y limpiaron el coche.

ninas alcasser efe

Desirée, Míriam y Toñi, las niñas de Alcàsser / EFE

La desaparición movilizó muchísimos recursos y se convirtió en uno de los crímenes más mediáticos tras encontrar los cuerpos en enero de 1993, cuando unas lluvias torrenciales ablandaron la tierra y se descubrieron los tres cadáveres.

Huida por carretera y el 'City of Plymouth'

En su huida, Antonio Anglés se tiñó el pelo de rubio en una peluquería de Valencia, ocupó un chalet durante varios días, robó coches y llegó a Cuenca desde donde siguió hasta Lisboa, cruzando España de este a oeste. Fue ahí donde se le perdió la pista en el barco irlandés City of Playmouth, donde se metió de polizón.

Antonio Anglés / Archivo Ministerio de Interior

Antonio Anglés y Miguel Ricart / Archivo Ministerio de Interior

Dentro de la embarcación, la tripulación lo encontró en la sala de máquinas y lo retuvieron en un camarote, del que se escapó dos veces: primero tirándose al agua en Vizcaya con un bote salvavidas, siendo rescatado por un helicóptero del Gobierno francés, que lo devolvió a bordo. De nuevo en el pesquero, lo encerraron, atrancando puerta y ventanas con maderas. Pero, al llegar a tierra, Anglés ya no estaba.

Fugitivo más buscado por la Interpol

Este febrero, la Audiencia de Valencia reactivó la búsqueda de Anglés, ordenando volver a interrogar al capitán del barco y a un trabajador de una compañía de transportes de Lisboa con el que el prófugo mantuvo una conversación telefónica. 

Según la ficha de la Guardia Civil, Antonio Anglés Martíns nació el 25 de julio de 1966, habla español y portugués, mide 1,75 metros y tiene los ojos azules. Se le acusa de secuestro, violación, asesinato, inhumación ilegal y posesión ilegal de armas; y se trata de uno de los fugitivos más buscados por la Interpol.

Antonio Anglés ahora en base al retrato robot / Ricardo Ortega y Noelia Medina

Antonio Anglés ahora en base al retrato robot / Ricardo Ortega y Noelia Medina

Hoy se ha hecho pública además una foto del prófugo envejecido, creada con programas informáticos para recrear su aspecto actual, el de un hombre de 55 años. Sin embargo, se sospecha que podría haberse operado para cambiar su aspecto.