Anna Sorokin se ha hecho famosa por inspirar la serie "Inventing Anna", una de las últimas tendencias de Netflix. La ficción, que consta de 9 episodios, está basada la historia real de esta mujer que estafó en hoteles, bancos y conocidos haciéndose pasar por la rica heredera alemana Anna Delvey. De una vida formando parte de la alta sociedad y rodeada de lujo y abundancia, a estar cerrada entre cuatro rejas a una prisión de los Estados Unidos. Ahora, sin embargo, vuelve a estar en libertad desde hace un mes por decisión del juez.
Ya hace seis años desde que Anna Sorokin, que actualmente tiene 31 años, fue arrestada en California. Se pasó un año y medio internada en un centro de detención de inmigrantes y cuatro años en la prisión acusada de haber llegado a estafar hasta 275.000 euros. Hace un mes, el juez decidió que era momento de ponerla en libertad, pero con una serie de condiciones: tiene que llevar un detector electrónico en el tobillo y no puede utilizar las redes sociales. De hecho, en su cuenta de Instagram, donde se había seguido publicando mientras ella estaba entre rejas, no se publica nada desde el pasado 1 de octubre.
Anna Sorokin vive en un apartamento en Nueva York a la espera de ser extraditada en Alemania
Nacida en Rusia, pero criada en Alemania, Anna Sorokin está a la espera de ser extraditada nuevamente al país germánico, aunque el procedimiento todavía se podría alargar durante meses o años. Su intención, sin embargo, es quedarse en los Estados Unidos. Desde que salió de la prisión, la mujer que ha inspirado la serie de Netflix vive en un pequeño apartamento en el quinto piso de un bloque sin ascensor del East Village de Nueva York, alejado de los lujosos hoteles donde acostumbraba a dormir antes de ser detenida.
Bajo arresto domiciliario, se pasa la vida pendiente de las pocas cosas que puede hacer y de las visitas que puede recibir los jueves a las 13.30 horas. Está rentabilizando su imagen y su paso por la prisión vendiendo entrevistas a diferentes medios de comunicación, donde se muestra arrepentida de todo lo que hizo. Asegura que no quería ser famosa para llamar la atención, sino que quería que la juzgaran por el éxito de la ambiciosa fundación de arte en Nueva York que quería sacar adelante. Asegura que ella nunca dijo el dinero que tenía y que no fingía ser nadie, sino que fue la gente quien se pensó que tenía mucho dinero porque quería sacar adelante aquel proyecto.
Sorokin se gana la vida vendiendo los dibujos que hizo durante su estancia en la prisión
Actualmente, Anna Sorokin se gana la vida vendiendo los dibujos que ella misma hizo durante su estancia en prisión y donde plasma su día a día. Algunos se han llegado a vender por 10.000 euros y hay lista de espera para adquirir nuevos dibujos. Además, Netflix le ha pagado 327.000 euros para obtener los derechos de su historia y poder hacer la serie. Una cantidad que, incluso, es superior a la que la misma Anna Sorokin había estafado y por la cual había ido a la prisión. Sin embargo, asegura que este dinero ya se lo había gastado antes de salir de prisión en pagar multas, deudas y abogados. En un futuro, la falsa heredera alemana tiene la intención de hacer un pòdcast y se ofrece a ser orientadora de salud mental y ayudar en la reforma del sistema penitenciario.