Christina Greer, de 38 años, fue condenada el 10 de marzo por tres cargos de agresión sexual en primer grado a un niño, dos cargos de manipulación de testigos y seis cargos de abuso infantil, según la Oficina del Fiscal del Condado de Sarpy, Estados Unidos, durante las fiestas de pijama de su hija de 11 años. Ahora ha sido sentenciada a entre 64 y 102 años de prisión. La señora Greer también fue acusada de repartir bebidas alcohólicas y dulces con infusión de marihuana entre los amigos de su hija.
Obligó a las víctimas a eliminar las pruebas
Los documentos judiciales mostraron que Greer organizaba fiestas de pijamas en su casa. Durante las celebraciones drogó y manipuló a dos niños, de 12 y 13 años en ese momento, para que tuvieran relaciones sexuales con ella.
Después de las fiestas la agresora obligó a las víctimas a borrar las fotos que capturaron en sus teléfonos y a no decirle a nadie lo ocurrido.
No obstante, la policía arrestó a Greer después de que se informara que había tenido relaciones sexuales con uno de los niños desde septiembre de 2017 hasta diciembre de 2017. En enero de 2019, otro niño presentó acusaciones similares. Su juicio se retrasó varias veces debido principalmente a solicitudes de la defensa. Además, la policía encontró imágenes explícitas -no fueron borradas como en los otros casos- en uno de los dispositivos móviles de los menores.
“Las víctimas tuvieron que pasar por muchas cosas, por decirlo a la ligera”, dijo el fiscal Phil Kleine de la oficina del fiscal del condado de Sarpy. “Espero que, con la sentencia del tribunal, las víctimas puedan llegar a algún tipo de catarsis y puedan seguir adelante con sus vidas. Han sido intimidados", añadió sobre las víctimas.
La defensa anunció al tribunal que una sentencia de 15 años de cárcel era lo apropiado. Pero el juez estuvo claramente en desacuerdo y Greer tendrá 80 años cuando pueda pedir la libertad condicional en 2068.