Agentes de la Policía Nacional han desmantelado un entramado criminal dedicado a estafar familias de menores y jóvenes brasileños prometiéndoles una carrera profesional en el mundo del fútbol español, para después devolverlos a su país y embolsándose los más de 5.000 euros que pedían a las familias, por chico, para tramitar los permisos de residencia que nunca llegaban a obtener. Los delincuentes habían montado dos escuelas de fútbol especializadas en las categorías juvenil y sénior, con los cuales acreditaban su legitimidad ante las familias que querían estafar. Las investigaciones han culminado con la detención de once personas y la identificación de más de 70 víctimas.

Falsas promesas de convertirlos en jugadores de élite

El modus operandi del grupo era siempre el mismo. Los detenidos captaban a los chicos en su país de origen. Escogían a las víctimas de entornos económicos acomodados, con evidente talento para el fútbol, y se ponían en contacto con sus familias, prometiéndoles una carrera profesional en España, en concreto en Granada. También se comprometían a realizar todos los trámites necesarios para obtener un permiso de residencia, por el módico precio de 5.000 euros por jugador, sin contar los 1.500 o 1.700 euros que les cobraban en concepto de manutención mientras estaban en el club.

Los padres de los chicos pagaban las tasas establecidas. No obstante, después de 90 días, los jóvenes tenían que volver a Brasil, ya que expiraba su visado como turistas; los integrantes del grupo nunca iniciaban los trámites para obtener residencia legal en España, pero se quedaba el dinero de los jugadores. Además, durante los dos meses que los chicos se encontraban bajo la tutela del club, vivían en casas poco cuidadas y con muy poca comida, en condiciones deplorables.

Mafia formada por tres grupos

Los investigadores pudieron desarticular esta organización, formada por tres grupos con responsabilidades diferentes. En primer lugar, estaban los captadores, que residían en el país de origen de los jóvenes y que se ponían en contacto con las familias; en segundo lugar, la organización contaba con la colaboración de propietarios de centros docentes legales que les proporcionaban matrículas falsas para la obtención de los visados; finalmente, el tercer grupo estaba formado por las personas que organizaban y dirigían todas estas estrategias de captación y estafa.

Los agentes de la Brigada de Extranjería y Fronteras pudieron destapar esta mafia gracias a la denuncia de un jugador y su entrenador personal, quienes relataron a la policía que, después de varios meses y más de 7.000 euros abonados en las cuentas corrientes de la organización, se dieron cuenta de que las condiciones no se cumplían y que estaban siendo estafados. Entre las dos escuelas de las cuales disponían los delincuentes, se ha podido localizar e identificar a más de 70 víctimas, todas jóvenes de entre 16 y 23 años.