Después de días supuestamente desaparecida, el cuerpo de Raquel, de 54 años, fue encontrado sin vida en el interior de una pequeña habitación en el domicilio que compartía con su marido, en la avenida del Romero de Villalbilla, en Madrid. El hombre, que después del hallazgo fue detenido y que ha acabado ingresando en prisión, había denunciado la desaparición hacía un par de semanas. Según había explicado a los policías, la última vez que lo había visto había sido el pasado 31 de agosto, cuando hacia las nueve y media de la mañana había salido de casa con una mochila y había cogido su coche para ir hasta la localidad de Yuncos a ver a su madre.

Al cabo de un rato, siempre según el relato del marido, le había llamado para decirle que ya había llegado y que se había dejado el cargador del móvil. No obstante, las contradicciones empezaron a aparecer. Los investigadores de la Guardia Civil montaron un dispositivo de búsqueda y encontraron el coche de la mujer muy cerca del domicilio familiar. Además, al triangular los movimientos de su teléfono móvil descubrieron que podría ser que nunca hubiera salido de la vivienda. Por eso preguntaron al hombre si podrían registrar la casa, pero él se negó. No fue hasta que obtuvieron una orden judicial, que accedieron y encontraron el cadáver de la mujer muerta desde hacía días.

Un zulo insonorizado y lleno de pastillas

El cuerpo de Raquel estaba en una especie de zulo de pequeñas dimensiones, de unos dos metros de alto y largo y a duras penas un metro de altura, en el cual se tenía que acceder agachado. Se podía entrar a través de una puerta en una pared con cierre automatizado desde el exterior, tal como apunta Boca de Todos. En el interior, había solo un colchón y estaba lleno de pastillas, aparentemente medicamentos. El marido, que en el momento del hallazgo no estaba en la vivienda, fue detenido acusado de homicidio y ocultación de cadáver e ingresó en prisión tras ser puesto a disposición judicial.

El cadáver de la mujer fue trasladado al anatómico forense para que se le practicara la autopsia y la Guardia Civil abrió una investigación para aclarar si el hombre mató a su mujer o si la indujo al suicidio. La autopsia preliminar no ha encontrado signos externos de violencia y está a la espera de los resultados del informe toxicológico para saber si murió por la ingesta de pastillas, que a estas alturas es la principal hipótesis, aunque no se descartan otras posibilidades. No constaban denuncias previas por violencia machista en la pareja ni tenían hijos en común. El Juzgado de Violencia sobre la Mujer 1 de Alcalá se ha hecho cargo del caso y el avance de la investigación determinará si se acaba acusando el hombre de homicidio o de inducción al suicidio.