Los Mossos d'Esquadra han detenido en Callús, en el Bages, a un hombre acusado de haber agredido a un trabajador, haberle robado las llaves de la furgoneta y haber huido con el vehículo cargado de dinero de las recaudaciones de varias máquinas tragaperras de la zona. La detención debería ser el punto final para los Mossos, enviando al acusado a disposición judicial y esperando que, por una vez, el delincuente acabe ingresando en prisión y no se le deje libre, pero resulta que este caso está lejos de terminar y esconde aún muchas sorpresas. Al ser detenido, el ladrón, un hombre de 36 años sin antecedentes, ha confesado que el robo estaba pactado y que la víctima, un hombre de 34 años, también sin antecedentes, es su amigo, pero que ha desaparecido del país antes de darle la parte del botín que habían pactado, y por eso lo delata. Los Mossos d'Esquadra no han revelado la nacionalidad de ninguno de los implicados.

Los hechos se remontan al pasado mes de abril, concretamente al día 25, cuando un hombre denunció a los Mossos que había sido víctima de un robo con violencia e intimidación. Según relataba, el hombre estaba recogiendo la recaudación de las máquinas tragaperras de los bares de la zona, cargándola en su furgoneta, cuando se le acercó un hombre, le dio un golpe en la cabeza, le quitó las llaves de su vehículo y huyó con este y todo el dinero dentro. Tras estas declaraciones, los agentes iniciaron una investigación para encontrar e identificar al culpable.

Giro de guion

Los policías encontraron poco después la furgoneta, pero no había ni rastro del dinero. Los agentes siguieron buscando e indagando hasta que, gracias a las imágenes de cámaras de seguridad y otros indicios, el día 9 de octubre pudieron localizar finalmente al ladrón y detenerlo. El hombre, sin embargo, en vez de intentar negar los hechos o confesar, hizo una tercera cosa inesperada. Admitió que se había llevado la furgoneta con el dinero, pero que estaba todo pactado, que la supuesta víctima y él eran amigos. Según el detenido, el denunciante se había dado un golpe en la cabeza él mismo y le había dado las llaves de la furgoneta para que escapara.

Los policías detuvieron al delincuente por colaborar en una apropiación indebida en una simulación de delito, es decir, por quedarse dinero después de fingir un delito, pero cuando intentaron localizar a la supuesta víctima para esclarecer la situación, no fueron capaces de encontrarla, y hasta hoy se desconoce dónde está. Según el ladrón, su amigo se ha marchado del país y él lo delata por un motivo muy sencillo: no ha recibido el dinero que le había prometido.

Según el detenido, resulta que el denunciante tenía ya guardado dinero de la recaudación de las máquinas tragaperras, entonces ideó el plan de fingir el robo para poder decir que había perdido una cantidad de dinero específica y después repartirlos con su amigo, pero que después del falso robo desapareció, dejando colgado al detenido y sin darle el dinero prometido. La investigación, probablemente una de las más surrealistas que hayan vivido los agentes, continúa abierta, ya que de momento no tienen forma de saber si el ladrón dice la verdad, y la supuesta víctima está desaparecida.