Las comunidades de vecinos a menudo suelen comportar conflictos vecinales, sobre todo respecto a las zonas comunes. Es el caso de un hombre de Inglaterra que ha cambiado el color de su edificio y, después de recibir duras críticas por parte de sus vecinos, ha decidido vengarse de la mejor manera.
El hombre es propietario de un edificio y lo quiso repintar. El cambio de color le ha supuesto recibir más de 250 críticas de "vecinos furiosos" en el grupo de Facebook de la ciudad, según explica el medio The Sun.
Las duras críticas de los vecinos molestaron al hombre
Andy Nesbitt, fontanero de profesión, tiene 55 años y vive en una ciudad costera de la zona de East Sussex (Inglaterra). Propietario de un edificio situado en el paseo marítimo de la ciudad, Nesbitt se gastó 10.000 libras en repintar el bloque de color gris, si bien es cierto que los edificios y casas que lo rodean están pintadas de colores más vivos. Fue entonces cuando empezó a recibir críticas y mensajes a través del grupo de Facebook de los vecinos de la ciudad; Nesbitt contó aproximadamente 250 críticas.
Los vecinos de Nesbitt criticaban a través de la red social la elección del color, que consideraban "absolutamente horrible" y "deprimente", en comparación con el resto de casas. Algunos vecinos amenazaban con pintar su casa de color "marrón oscuro"; otros, especulaban que Nesbitt debía ser rico y utilizar sombrero de copa por haber escogido aquel color". Uno de ellos, incluso, dejó una nota a Nesbitt expresando su malestar; en la carta decía explícitamente "¡no queremos otro edificio gris! ¡Es la playa, no un polígono!", según ha podido recoger el medio inglés.
Su mujer lo ayudó a idear la venganza
Nesbitt no podía creerse que el cambio de color hubiera generado tanto alboroto en tan poco tiempo. Después de debatirlo con su mujer, decidió que era el momento de vengarse de las duras críticas de sus vecinos.
Fue la mujer de Nesbitt quien le dio la idea para llevar a cabo su venganza vecinal, y él no se lo pensó dos veces.
Así dejó su edificio después de las críticas de sus vecinos
La mujer de Nesbitt le sugirió que repintara de nuevo el edificio, pero, esta vez, haciendo manchas moradas, parecido a un estampado de lunares. A Nesbitt le pareció buena idea y aprovechó la parte baja del edificio, todavía del color amarillo pastel original, para pintarla con manchas moradas e, incluso, imitando los emoticonos de caras enfadadas que sus vecinos habían dibujado a las notas que le enviaban. Así es como ha quedado el edificio después de tantas capas de pintura y tanto debate.