Conmoción en Japón por deshonrar uno de los templos sintoístas más emblemáticos del país. Un turista estadounidense de 65 años ha sido detenido por la policía nipona tras vandalizar, supuestamente, el santuario Meiji de Tokio a principios de semana. El sexagenario usó sus uñas para grabar letras, concretamente el nombre de uno de sus familiares "a modo de broma", según ha recogido la agencia Kyodo, en una puerta "torii", estructura que se encuentra a la entrada de estos recintos sagrados. El delincuente ha sido identificado como Steve Hayes y llegó a territorio japonés el pasado lunes.
Los empleados del famoso santuario sintoísta ubicado en el distrito de Shibuya identificaron al sospechoso examinando las cámaras de seguridad y llamaron a las fuerzas de seguridad, que siguen investigando el caso. Las primeras informaciones apuntan a que Hayes talló con las uñas cinco letras del alfabeto latino en un espacio de aproximadamente 5 por 6 centímetros en el pilar de una puerta "torii" este martes por la mañana. Esto supone un duro golpe para el recinto Meiji y un acto vandálico de primer nivel -como ya sucedió en el mismo lugar este domingo, donde encontraron grabados caracteres kanji en otra puerta-, por lo que el turista fue detenido mientras los agentes realizan las gestiones pertinentes.
La importancia de la reconstrucción Meiji y el odio nipón al turismo
El santuario Meiji se sitúa en el centro de la vida tokiota y, en parte, también nipona. De hecho, el templo original fue construido tras la muerte del emperador en 1912, pero durante el bombardeo de Tokio por parte de las Fuerzas Aéreas del Ejército de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, el edificio quedó completamente destruido y en ruinas. El actual es una reconstrucción realizada mediante aportaciones de dinero público que se completó en octubre de 1958. Es remarcable el hecho de que los representantes estadounidenses que visitan el país, como Hillary Clinton siendo secretaria de Estado o Barack Obama como presidente, siempre han elegido dicho lugar para mostrar respeto hacia la historia y la cultura japonesa, especialmente después de que el santuario fuera destruido por dicho país norteamericano.
Por otro lado, este tipo de ultrajes, como el del turista grabando un nombre en una puerta de un templo, es un hecho que irrita enormemente a la sociedad japonesa y, además, está penado y puede llevar a detención, como es el caso. Además, el archipiélago nipón se enfrenta a un contexto de cierto descontento entre la población local por el turismo masivo, con cifras récord de llegada de visitantes foráneos durante los últimos meses, lo que ha dado lugar a medidas por parte de algunas autoridades locales para controlar algunos de sus efectos no deseados.