Celebrada en Irlanda y Escocia durante siglos y llevada a Estados Unidos en el siglo XIX, la americanización no solo llega y se sufre en los países hispanoamericanos, sino también en Europa con una nueva fiesta: Halloween. Aunque aquí podría haber desembarcado de la mano del Reino Unido, por cercanía, la influencia estadounidense ha hecho que cada vez sea más común ver cómo los niños piden caramelos para Halloween, el 31 de octubre. Pese a ser la víspera de la tradición cristiana occidental de Todos los Santos o de la noche de la castañada o magüesto en Catalunya, Cantabria, Galicia o partes de Castilla y León, Canarias y Extremadura; cada vez son más infantes los que se disfrazan con sus terroríficas indumentarias y van puerta a puerta pidiendo caramelos. Pero, ¿cuáles son los riesgos?

Riesgos evitables la noche de Halloween

El "truco o trato" es la principal actividad que realizan los pequeños, también en España y, concretamente, en Catalunya, donde se ha dado un aumento de este tipo de peticiones de chuches y caramelos. Cada año hay más adeptos, pero hay que seguir una serie de consejos para poder celebrar esta festividad de raíces irlandesas y escocesas sin riesgos. El Observatorio de Prevención de Riesgos y Accidentes (OPRA) recomienda que los adultos que reparten caramelos deben tener en cuenta varios aspectos, como que algunos niños pueden tener alguna alergia o intolerancia y que los niños menores de tres años no deben recibir caramelos duros, chicles o frutos secos enteros, ni pequeños juguetes, con los que podrían atragantarse.

El peligro de atragantamiento, a la hora de comprar las chucherías y los caramelos, es crucial. Pero también asegurarse que estas gominolas sean de una procedencia "de confianza", asegura OPRA. Por ello, aunque en raras ocasiones se dará el caso de intoxicación, se debe ir con cuidado en esta celebración que, contra todo pronóstico de las tradiciones, se está abriendo hueco entre la juventud y la infancia.

Cuidado con los disfraces, los coches, las bicis y los patinetes

Por otro lado, Halloween es una fiesta que se celebra por la noche, por lo que los grupos de niños que vayan por la calle haciendo el "truco o trato" disfrazados de colores, habitualmente, oscuros, lo harán en unas condiciones de poca visibilidad. Es, por ello, que los adultos deben conducir extremando las precauciones. Para hacernos una idea, en Estados Unidos, las probabilidades de que muera un niño atropellado en la noche de Halloween es cuatro veces mayor que cualquier otro día del año.

Los accidentes viales son, en gran medida, evitables y se aconseja a los niños y adultos que los puedan acompañar, moverse siempre por las aceras, llevar algún tipo de ropa reflectante y varitas luminosas. Usar linternas es otra opción, evitando provocar destellos a los vehículos que circulen por la calzada. El resto de normas viales recomendadas son las genéricas durante el resto del año, aunque se hace especial hincapié en no montar en bicicleta, patines, patinetes o motos si se va disfrazado. Todo ello puede ayudar a vivir una emocionante experiencia terrorífica sin caer en el horror de un accidente evitable este 31 de octubre por la noche.