La terraza del Medusa Beach Club de Palma, que se hundió el pasado jueves matando a cuatro personas e hiriendo a dieciséis, no tenía licencia para operar como chill-out. Así lo ha concluido el informe que han elaborado los técnicos del ayuntamiento, confirmando, por lo tanto, que la actividad de la parte de arriba del local era ilegal, y que la estructura colapsó a causa del sobrepeso. Por su parte, el restaurante y el sótano, donde estaba la discoteca, sí que tenían todos los documentos en orden, tal como han corroborado los funcionarios del departamento de Urbanismo y los Bomberos de Palma.

Los técnicos municipales reconstruyeron el fatal incidente este lunes y también recogieron muestras de los escombros y trozos de la terraza que están siendo analizados en un laboratorio para determinar su resistencia, lo que servirá para apoyar el argumento del informe técnico. Según el diario Última Hora, este documento será remitido a la autoridad judicial y a la Policía Nacional en las próximas horas.

El informe da pie a imputar a los propietarios por homicidio imprudente

Todo eso abre la puerta a la detención de los propietarios del Medusa, los hermanos Arnsteiner, de origen austríaco, acusados de cuatro delitos de homicidio imprudente. Según la inspección técnica que pasó el edificio el año 2017, la terraza era "no transitable", una condición que no cambió cuándo en el año 2021 arrancó el proyecto del Beach Club. Según se ha desprendido de la investigación llevada a cabo, el local ya fue sancionado por varias infracciones urbanísticas, y acumulaba una serie de expedientes sancionadores relacionados con obras y reformas del edificio, cuya estructura estaba bastante envejecido.

El local tenía una discoteca en el sótano, un restaurante en la planta baja y la terraza 'chill-out' que colapsó / Clara Margais, Europa Press.

El establecimiento, en la calle Cartago, se desplomó el pasado jueves alrededor de las ocho y media de la tarde, cuando cayó la terraza, ubicada en el primer piso, colapsando el restaurante de la planta baja y la discoteca Coco Rico, ubicada en el sótano. Las víctimas mortales son una camarera del restaurante de 23 años y natural de Navarra, un cliente senegalés de 45, muy conocido en el barrio por haber salvado la vida a una persona en el año 2017, y dos turistas alemanas de 20 y 30 años respectivamente.