Cristina García desapareció en Gandía el 4 de noviembre de 2013, hace casi una década. Aquella noche fue a recoger a sus hijas, de 7 y 9 años, a casa de su suegra, pero, como ya estaban durmiendo, decidieron que la mujer los llevaría a la escuela al día siguiente por la mañana y la madre las iría a buscar a la salida. Nunca fue. Los familiares denunciaron la desaparición y la policía lo empezó a investigar. Demasiadas líneas de investigación, demasiadas hipótesis y ningún resultado. El tiempo fue pasando, la investigación quedó aparcada y la familia de Cristina se hizo en la idea de que tenían que aprender a vivir sin ella. Hasta ahora, cuando, cerca de 10 años después, un simple trámite administrativo ha provocado que todo dé un giro radical.

Alguien ha estado cobrando una subvención a su nombre

Las dos hijas, que ahora ya tienen 19 y 17 años, querían obtener la herencia de sus abuelos después de morir, ya que había un piso que querían vender, tal como han explicado a Levante-EMV. Para hacerlo, sin embargo, era necesario declarar muerta de manera oficial a su madre, puesto que legalmente, al constar solo como desaparecida, la herencia le correspondía a ella. Al llevar a cabo los trámites, sin embargo, se llevaron una sorpresa inesperada.

Un juez paralizó el proceso porque comprobaron que en el año 2015, dos años después de la desaparición, alguien había abierto una cuenta corriente a nombre de Cristina y desde entonces estaba cobrando una subvención. Se había corroborado que durante los últimos ocho años se habían estado haciendo ingresos y retiradas de dinero en la cuenta de manera constante. Eso hizo volver a remover los sentimientos de las dos hijas de Cristina, que pensaban que su madre estaba muerta y ya se habían hecho a la idea.

No saben si se trata de un error del banco, si es en realidad su madre que está viva o si alguien se está haciendo pasar por ella y le ha suplantado la identidad. De hecho, recuerdan que en el momento de su desaparición llevaba el DNI encima y se lo podían haber robado. Al pedir respuestas a las autoridades sobre el tema, todo han sido negativas. Por una protección de datos, no les han querido decir en qué entidad bancaria está ni cuál es la subvención que han estado cobrando todos estos años.

En paradero desconocido

Esta información no ha hecho más que provocar más dudas y preguntas a sus hijas sobre que pasó aquel 4 de noviembre de 2013. Una de las hipótesis de la policía en aquellos momentos fue la desaparición voluntaria o el suicidio, ya que Cristina estaba pasando por una fuerte depresión, pero la familia siempre lo ha descartado. También se planteó la hipótesis de un accidente o de una desaparición forzosa. En este sentido, se confirmó que había estado en un bar acompañada de un grupo de hombres rumanos y búlgaros. La policía los investigó, pero no tenían ninguna relación con la desaparición.

También se comprobaron decenas de llamadas anónimas y de testigos que aseguraban que la habían visto por Gandía después de su desaparición. Todo eso, sin embargo, solo llevó a callejones sin salida y pérdidas de tiempo. Así pues, sin ningún hilo del cual estirar, el caso había quedado cerrado. Nadie se había dado cuenta hasta ahora de que alguien había abierto una cuenta a su nombre y durante ocho años había estado cobrando una subvención.