Cada vez son más ingeniosos los métodos para introducir cocaína por los aeropuertos españoles y, en ocasiones, suponen un reto al aprovechar las mafias, aspectos como la movilidad reducida de sus mulas. De hecho, esto es lo que han hecho en el aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat, donde la Policía Nacional ha detenido a dos pasajeros jóvenes, ambos de nacionalidad venezolana, según ha podido saber ElCaso.com, y de un vuelo procedente de Brasil y otro de Colombia, respectivamente, por llevar más de once kilos de cocaína escondidos en las baterías de dos sillas de ruedas eléctricas.

 

Ambos pasajeros llevaban ocultas en las sillas de ruedas un total de catorce pastillas precintadas y metidas en el interior de las carcasas de las baterías. Este nuevo método para introducir droga en vuelos procedentes de Sudamérica —con un aumento de las frecuencias o nuevas rutas exclusivamente para la temporada de verano— fue detectada recientemente en varios países del mundo, donde las organizaciones dedicadas al narcotráfico utilizan a personas con discapacidad física o psíquica como mulas para introducir estupefacientes y pasar fronteras, y alertada por la agencia CBP de Madrid a los agentes del Grupo de Policía Judicial del aeropuerto de Barcelona. 

El primer detenido: siete kilos de cocaína desde Brasil

El intercambio de información policial permitió focalizar más en este nuevo método y esto permitió que los agentes no pasaran por alto a un viajero que desembarcaban de un vuelo procedente de Brasil y que estaba siendo asistido por el servicio de PMR (Personas con Movilidad Reducida) del aeropuerto barcelonés. La Policía Nacional, no obstante, vio algo raro y se dispuso a realizar las preguntas oportunas sobre el supuesto motivo turístico de su viaje: se puso nervioso y dudó, manifestando además que su silla había tenido problemas en el transporte aéreo y no podía desplazarse en modo eléctrico.

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Uno de los detenidos en el aeropuerto de Barcelona por llevar varios kilos de cocaína en las baterías de su silla de ruedas eléctrica / CNP

Tenían un claro perfil de mula o del conocido como "correo de la droga". Y así fue. Los sometieron a un control minucioso de su equipaje y se le trasladó a las instalaciones del Servicio de Aduanas de la Agencia Tributaria. Una vez allí, desmontaron y encontraron las baterías cargadas con siete kilos y medio de cocaína, envasada en diez paquetes. Por ello, fue detenido por un delito contra la salud pública.

Al día siguiente, otro detenido con kilos de cocaína traída de Colombia

El mismo sorprendente método fue captado al día siguiente de la primera detención y, de forma similar, la Policía Nacional hizo las comprobaciones pertinentes y detuvo al otro hombre, también de nacionalidad venezolana, que había llegado al aeropuerto de Barcelona en una silla de ruedas eléctrica en un vuelo procedente de Bogotá (Colombia). Los agentes le intervinieron 3,8 kilos de cocaína escondida en las carcasas de las baterías de la silla. 

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Una de las sillas de ruedas con parte de la cocaína incautada por la Policía Nacional en el aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat / CNP

Tanto en el pasajero detenido al bajar de un vuelo procedente de Brasil como el que provenía de Colombia, cumplen un perfil específico. Según han explicado fuentes policiales, suelen ser jóvenes de entre 24 y 26 años, especialmente vulnerables, con una discapacidad física grave y haciendo uso de una silla eléctrica. De hecho, los dos arrestados fueron usados por la organización criminal sin ningún tipo de escrúpulos para cumplir sus objetivos de narcotráfico, aprovechándose de su estado de necesidad, sin ser conscientes del riesgo que asumían. Este nuevo método supone un nuevo reto para los investigadores de la Policía Nacional en el aeropuerto de Barcelona-El Prat por la especial vulnerabilidad de los pasajeros y la creatividad en el camuflaje de la sustancia estupefaciente.