Amelia, Ángela y Pepe. Ellos son los tres hermanos septuagenarios que este jueves han sido encontrados muertos en su casa, en Morata de Tajuña, en Madrid. A pesar de llevar una vida social activa, participando en las diferentes actividades que ofrecía el pueblo, haciendo pequeños viajes y saliendo a menudo a cenar, desde principios de diciembre que nadie les veía por el pueblo, de poco más de 8.000 habitantes. Durante las primeras semanas, nadie sospechó nada, asumiendo que los hermanos, que lo hacían todo juntos, se habían marchado de vacaciones. Pero, como no contestaban a llamadas ni mensajes, su círculo, del cual se habían alejado poco a poco durante los últimos años, se preocupó y optaron por avisar a las autoridades.

Cuando la Policía Judicial de la Guardia Civil abrió la puerta, alrededor de las once y media de la mañana, encontraron los cuerpos de Amelia, Ángela y Pepe - que tenía una discapacidad y estaba a cargo de las otras dos - calcinados casi por completo, con restos de sangre y apiñados en medio del comedor. Los agentes de Homicidios se pusieron manos a la obra sin perder el tiempo. Después del levantamiento de los cadáveres, enviados al anatómico forense para hacer las autopsias, interrogaron a vecinos, amigos y conocidos de este trío.

Lo que descubrieron los puso sobre la pista de un presunto militado estadounidense destinado en Afganistán, con quien una de las hermanas mantenía una relación a distancia, y el cual le pedía dinero para poder cobrar una supuesta herencia. La principal hipótesis, por lo tanto, es una posible venganza por la elevada deuda que los hermanos habían acumulado durante los últimos siete años, desde el inicio de este malogrado romance con quien la policía sospecha, es un experimentado estafador del amor.

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La Guardia Civil ha encontrado los cuerpos de los tres hermanos dentro de su casa, después de un mes desaparecidos | Sergio Perez, EFE.

Endeudados por una estafa que no querían ver

Enrique Velilla, uno de los amigos más próximos de la familia, ha explicado que tanto Amelia como Ángela habían conocido a dos hombres a través de Facebook, hace muchos años. Al cabo de poco tiempo, las dos iniciaron sendas relaciones con estos, que decían ser militares estadounidenses. Un día, uno de ellos, que aseguraba llamarse Edward, dijo a las hermanas que el otro había muerto en el frente, en Afganistán, y que a él le correspondía una considerable herencia que pretendía compartir con las hermanas. Pero, para poder cobrarla, tenía que hacer unos trámites muy costosos a los cuales no podía hacer frente. Amelia y Ángela se comprometieron a ayudarlo, y así empezó la espiral de préstamos y deudas del cual ya no pudieron salir.

Durante este tiempo, los amigos de las hermanas intentaron hacerlas entrar en razón; era evidente para todos que estaban siendo víctimas de una estafa. Amelia y Ángela, sin embargo, se mantenían firmes en su convicción de que Edward y el otro hombre eran reales, y se alejaron de todo aquel que dijera lo contrario. Los consideraban como sus parejas, y esperaban compartir una herencia de más de siete millones de euros. En total, las hermanas le enviaron 400.000 euros, y nunca recibieron nada.

Los hermanos tenían un piso en Madrid y otro en una localidad costera. Acabaron vendiendo las dos propiedades y el dinero lo enviaron todo a este tal Edward. Pero el militar pedía cada vez más, y los hermanos no podían hacer frente a sus demandas y a los gastos del hogar solo con las pensiones que cobraban. Por eso decidieron alquilar una de las habitaciones de su casa a un hombre con quien acabaron teniendo un violento enfrentamiento.

A golpes de martillo con un prestamista

El dinero que recibían del alquiler no era suficiente, y le pidieron prestados a este hombre la absurda cantidad de 30.000 euros. Por algún motivo u otro, el inquilino aceptó, pero acabó atacando a los hermanos después de que estos no pudieran pagar la deuda; según los vecinos, esta persona se presentó en la casa con un martillo, e intentó agredirlos. En el incidente tuvo que intervenir a la Guardia Civil, pero Amelia y Ángela, a pesar de haber sufrido alguna herida, no denunciaron.

Ahora, la investigación está centrada en interrogar a todas las personas con las cuales las hermanas habían adquirido una deuda, después de quedarse con la cuenta corriente a cero, para poder seguir haciendo los pagos al supuesto militar. Durante los últimos días, el fuerte olor que emanaba del domicilio que compartían los tres, en la calle Travesía del Calvario número 3, inquietó a los vecinos. No fue hasta este jueves, sin embargo, que la policía fue a ver qué pasaba, encontrándose el peor desenlace posible. "Les teníamos afecto, y ahora mismo estamos con la lágrima floja", ha asegurado el alcalde de Morata de Tajuña, Fernando Villalaín, quien también ha convocado tres días de duelo oficial y un minuto de silencio este viernes en la plaza del Ayuntamiento.