En Catalunya, a finales de 2024, había 8.594 personas presas en los nueve centros penitenciarios cerrados y en los dos centros abiertos del país. Es la cifra más alta desde 2019, aunque, según los datos recogidos por Marea Blava, en 2011 eran 10.510 las personas privadas de libertad en nuestro país. Los datos facilitan claramente diversas lecturas, sobre todo, y uno de los hechos que denuncian los trabajadores de las prisiones de Catalunya es que cada vez hay más internos y que los centros están sobresaturados, lo que complica el control y que, sumado a la permisividad de la Dirección General y de los directores de los centros, por reducir las estadísticas y conseguir más terceros grados, han convertido las prisiones que controla el Departamento de Justicia en un verdadero calvario para los funcionarios. En 2024, según los datos que se han conocido hoy, 550 trabajadores han sido agredidos y la responsable de la cocina de la prisión de Mas d'Enric, en Tarragona, fue asesinada. Actualmente, la ocupación de las prisiones se acerca al 87,20%, que es la que el Departamento considera óptima. En los últimos dos años ha crecido un 11,4%. El 51,83% son extranjeros.
Menos primeros grados, la mayoría extranjeros
También sorprende, del mismo recopilatorio de datos, que ha bajado ligeramente el porcentaje de personas en primer grado (personas castigadas en el interior de la prisión por agresiones, confiscación de droga, etc.) y también ha subido casi un punto, en relación con 2023, los presos preventivos que hay en el sistema penitenciario catalán. Los funcionarios señalan que antes de este crecimiento exponencial de agresiones contra los trabajadores de las prisiones, incluso, había más sancionados, por lo tanto, más personas con primer grado. Concretamente, en 2010 y 2011 fueron 234 y 210 internos clasificados como primer grado. En cambio, en 2023 y 2024, solo 181 y 171 han recibido esta sanción interna. Según han explicado fuentes penitenciarias a ElCaso.com, con el tiempo se han ido rebajando los umbrales que implican aplicar un tercer grado, aumentando, por ejemplo, los gramos de droga que hay que confiscar para considerar que se trata de tráfico y no de consumo propio. Esta relajación, a su vez, también hace que la tensión en los centros haya aumentado, ya que muchos, a pesar de agredir a los funcionarios, no son castigados, lo que les hace sentirse impunes.
El número de presas mujeres ha bajado en relación con los últimos años. En 2010 había un 7,11% y en 2020 un 6,49%, según el mismo informe al que ha tenido acceso ElCaso.com. El 31 de diciembre de 2024, entre los 8.594 presos, hombres y mujeres, que había en las prisiones de Catalunya, un 51,83% eran extranjeros. El resto, de nacionalidad española. Hace dos años, en 2023, se superó por poco el 50% y si se compara con datos de 2019, era del 46%, y en 2010, del 44,66%. El crecimiento también es notable, un hecho, alertan los funcionarios de prisiones, que ha cambiado también el paisaje de las prisiones de nuestro país, con personas de otras culturas y religiones, otro tipo de relación con el poder, el orden y la violencia.