Un osteópata de Sant Cugat (Vallès Occidental) podría acabar condenado a 111 años de prisión por haber abusado de 23 mujeres embarazadas aprovechando las sesiones de fisioterapia que habían contratado con él entre los años 2013 y 2016. La Fiscalía pide para él 10 años por un delito de abuso sexual continuado con penetración; 56 años por siete delitos de abuso sexual con penetración; 36 años por trece delitos de abuso sexual; y 6 años por dos delitos de abuso sexual continuado. Además, también tendría que pagar a las víctimas un total de 255.000 euros en concepto de indemnización por los daños morales y psicológicos ocasionados.

Actuaba con "finalidad terapéutica"

Durante el juicio, que ha empezado este martes en la Audiencia de Barcelona, el acusado, Sergi M.P., ha defendido haber actuado en todos los casos con "finalidad terapéutica" y con el "beneficio del paciente" como objetivo. El hombre es un fisioterapeuta titulado que se especializó en osteopatía preparto y postparto, situación que aprovechó para abusar sexualmente de más de veinte mujeres. Según la acusación, durante diversas de las sesiones de fisioterapia que tenía con las víctimas, realizó masajes y tocamientos "con ánimo de satisfacer sus instintos libidinosos".

El acusado tenía una consulta en su casa, en Sant Cugat del Vallès, y también recibía pacientes en la clínica Néixer a casa (NAC) de Barcelona. Las mujeres que acudían a él lo hacían aquejadas de dolores estomacales, problemas de espalda, de ciática, de artritis o patologías del suelo pélvico. El hombre aprovechaba los masajes en estas zonas para hacer tocamientos no consentidos por las mujeres, en muchas de las cuales llegó a introducir los dedos en la vagina o el ano.

Aprovechaba su prestigio

La defensa de las víctimas ha asegurado que Sergi M.P. era toda una eminencia en su campo, y una persona "muy respetada, con una especialización muy concreta", situación que generaba un ambiente de confianza a las víctimas, que el acusado después aprovechaba para sus propios fines. La justificación de que las patologías de las mujeres necesitaban estos tratamientos concretos consiste para la defensa "un intento de enmascarar con un debate técnico lo que es una situación de violencia sexual".

El año 2016, después de las primeras denuncias, el acusado quedó en prisión preventiva, de donde salió en 2017, y hasta ahora ha estado en libertad a la espera del juicio. Ahora, se enfrenta a más cien años entre rejas, que se decidirá en este proceso judicial que se prevé que dure dos semanas.