En los últimos días, una decena de personas han perdido la vida en las carreteras catalanas en fatales accidentes. Una decena de muertos en un fin de semana. Datos trágicos. Y siempre, según fuentes del departamento de Interior, con factores determinantes como el exceso de velocidad y el consumo de alcohol y drogas. La mayoría de las víctimas mortales en las carreteras catalanas han sido menores de 35 años, un hecho que contrasta con las cifras del año pasado, cuando los fallecidos superaban generalmente los 55 años.
Víctimas muy jóvenes
Esto ha cambiado el paradigma y ha obligado a los responsables de Tráfico en nuestra región, de una vez por todas, a tomar medidas. Algunas fuentes aseguran que la policía catalana ha perdido fuerza en las carreteras y que cada vez hay menos controles de tráfico, un hecho que también ha relajado a los conductores, acabando con esta escalada de accidentalidad. Pero detrás de estos accidentes, que conmocionan durante algunos minutos al leer el titular, hay dramas que nunca se borrarán en las familias que sufren los accidentes en primera persona, cuando sus seres queridos ya no volverán nunca más a casa. Este fin de semana, un conductor borracho, en la C-25, a su paso por Gurb, mató a una pareja, de 35 y 36 años, que esperaban un bebé, que debía nacer en las próximas semanas. Él, Ramon, era de Jesús, en las Tierras del Ebro, y vivía con Alba, en Olost, en el Lluçanès, desde hacía tiempo. Y ahora esperaban una niña. El accidente segó la vida de los tres. Son los nombres detrás de estos accidentes.
El conductor homicida, detenido
El conductor, que según las primeras informaciones hizo más de tres kilómetros en sentido contrario por la C-25, iba borracho, y resultó herido también en el choque donde murieron Alba y Ramon. Sigue ingresado con heridas graves y será arrestado por los Mossos por un doble homicidio por imprudencia cuando sea dado de alta. Se trata de un hombre de 45 años, vecino de Aiguafreda, que iba con una furgoneta.
Alba ya ha sido enterrada en Osona y este jueves, en el Baix Ebre, se hará el último adiós a Josep Ramon, que será enterrado en su pueblo, del que, aunque se había marchado a Osona con Alba, seguía muy vinculado. En una carta que su hermano ha enviado a los medios de comunicación, ha explicado que Ramon mantenía un fuerte vínculo con el Baix Ebre, que aún votaba en Tortosa y que subían y bajaban para no perder el contacto con el sur del país.
Extracto de la carta:
Parte de la carta publicada por Francesc Povedano Audi en medios de comunicación de las Tierras del Ebro, despidiéndose de Ramon y Alba:
"Vull deixar una reflexió: hauríem de donar més importància a la vida com a societat, gaudir de les coses senzilles, no prendre riscos, tenir en compte que hi ha moltes persones que no tenen recursos i es moren per aquest motiu arreu del món i, malauradament, també a casa nostra. Ramon i Alba han tingut aquesta mort tràgica, al meu entendre i reflexió, resultat de l’excés en què vivim als països avançats. No cal tant. El planeta se’ns mor. Celebrar sí, estar contents sí, però amb sostenibilitat. Amb corresponsabilitat amb altres persones arreu del món que no poden celebrar, desplaçaments curts, estar amb els amics (no cal res més), jugar pel carrer amb una pedra que fa de pilota i amb un tros de fusta que fa de nina. Podem anar a peu als llocs i consumir de proximitat, no calen tants camions d’aquí cap allà i transatlàntics carregats de tot tipus de mercaderies. Més tard o més d’hora, tornarem a temps antics, més val fer-ho nosaltres voluntàriament que esperar a que se’ns escapi de les mans (“fotrà tot un pet un dia d’aquests”)."