Una trama criminal dedicada al narcotráfico de cocaína en el puerto de Barcelona, controlada por personas de etnia gitana y ubicada, sobre todo, en el Prat de Llobregat, está detrás del asesinato de David Caballero, un histórico estibador del Puerto de Barcelona conocido con el apodo de Bubito, ejecutado con dos tiros en la nuca mientras desayunaba en una terraza de Montgat en noviembre de 2024, según una investigación de la Guardia Civil.

Un crimen organizado desde la prisión

Las llamadas telefónicas intervenidas en una operación policial contra el narcotráfico han puesto de manifiesto que la ejecución del conocido estibador fue ordenada por el jefe de una organización radicada en el Prat de Llobregat, según ha revelado hoy La Vanguardia. Las conversaciones revelan cómo se planificó el crimen y cómo, desde la prisión, el supuesto líder de esta banda, Lucky, contrató a un grupo de sicarios albaneses para acabar con la vida de Caballero a cambio de 200.000 euros. La investigación, que forma parte de una operación más grande sobre narcotráfico en el puerto de Barcelona con vínculos con Lleida, y que explotó hace meses, con la detención de varias personas y la confiscación de grandes cantidades de drogas y armas, ha permitido identificar a varios implicados en esta narcoconspiración, entre los cuales hay cinco personas imputadas por asesinato.

Las llamadas que se pudieron interceptar durante la investigación demostraron que había interés en matar a Bubito, a quien se relacionaba con pérdidas de cargamentos de droga y también se creía que quería apoderarse de la red de clientes que controlaba Lucky, José Chacot Flores, según ha podido saber ElCaso.com. De hecho, la relación entre Bubito y Lucky comenzó como una alianza para introducir cocaína en Barcelona, hasta que una antigua disputa por dinero hizo que la relación se rompiera. Hasta el punto que se ordenó su asesinato. Según los informes policiales que ha consultado La Vanguardia, Caballero, que antes de su muerte era consciente de que podía ser un objetivo, incluso contrató a un escolta para protegerse. Las primeras conversaciones que alertaban sobre la posibilidad de su muerte son del mes de octubre, cuando se comenzó a planear el crimen después de que se confirmara que Bubito debía dinero a Lucky, quien, aunque ya estaba entre rejas, no le impidió orquestar el plan.

Un crimen a la carta: 200.000 euros

A principios de noviembre, la Guardia Civil interceptó otras conversaciones que los encargados del crimen, por el cual iban a cobrar 200.000 euros, unos hombres de nacionalidad albanesa, ya estaban en Cataluña y preparados para ejecutar el plan, solo esperando la luz verde. No sabían dónde estaba, estaban pendientes de poder localizarlo para acabar el trabajo. Y fue aquel viernes a primera hora, cuando Caballero acababa de dejar a su hijo en la escuela, que un desconocido abrió fuego por la espalda, dos tiros, y lo mató. Toda esta documentación y conversaciones que se han podido intervenir en una investigación paralela ya están entregadas al juzgado de Badalona que lleva la ejecución del Bubito, que sigue abierta y también en colaboración con los Mossos d'Esquadra.