Mustafa, el hombre que en junio del 2023 se atrincheró en una masía de Les Llosses, en el Ripollès (Girona), abrió fuego contra los Mossos d'Esquadra e hirió a un vecino, podría pasar hasta 43 años entre rejas si se acepta la pena que piden para él la Fiscalía y la acusación particular. El hombre, que tuvo que ser reducido por los agentes del Grupo Especial de Intervención (GEI) después de que fallaran los intentos de negociación, hace año y medio que está en prisión preventiva y el Ministerio público le imputa un intento de asesinato y dos tentativas de homicidio. Eso contrasta con lo que sostiene la defensa: un delito leve de lesiones, por el que le pide una multa, y una de tenencia ilícita de armas que querrían que pague con solo seis meses de prisión. Su argumento principal es que Mustafa tenía las capacidades mentales afectadas y que había sido sometido a una "estrategia de desgaste y hostilidad" por parte de la propiedad de las masías.
Y es que todo reventó a raíz del hecho de que el acusado pinchó la red eléctrica de su vecino porque no tenía luz en su masía. Cuando este vecino, Nil Anselmo, hijo del alcalde de la vía próxima de Sant Jaume de Frontanyà, le exigió que se tenía que desconectar, como muy tarde, después de cuatro meses, Mustafa "lo amenazó de muerte a él y a su pareja", según el escrito de la Fiscalía. El día de los hechos, "sin haber ninguna discusión previa", acabó hiriéndolo con la misma escopeta de perdigones con la que disparó también contra el GEI, con la clara intención de "acabar con sus vidas".
La defensa argumenta un acoso por parte de la propiedad de la masía
Con respecto a la estrategia de la defensa, quieren probar que la empresa propietaria de las masías había sometido a su cliente a "una estrategia de desgaste y hostilidad con el fin de hacerle abandonar unilateralmente el inmueble sin ninguna contrapartida", inmueble en el que vivía desde el año 2000. Y argumentan que, cuando disparó contra su vecino, lo hizo "asumiendo que podía causarle heridas leves sin que en ningún momento pudiera plantearse la posibilidad de que aquella acción podía poner en riesgo su vida"; el Ministerio Público ha señalado que la víctima recibió más de 67 impactos de bala.
Con respecto a los disparos hechos contra los agentes de los Mossos, el hombre les había manifestado su intención de mantenerse firme en el atrincheramiento, que no se entregaría y que si salía de la masía seria muerto. Cuando el GEI entró dentro de la casa, Mustafa los recibió a tiros, hiriendo a dos en las piernas; solo gracias al equipamiento que llevaban se ahorraron heridas de gravedad. Lo pudieron detener después de neutralizarlo con cuatro disparos por los cuales fue atendido por los sanitarios del Sistema d'Emergències Mèdiques (SEM) antes de ser evacuado con el helicóptero a un hospital.