Hay una cifra que preocupa a los Mossos d'Esquadra que se encargan de la guerra contra la marihuana. Por culpa de la creciente violencia que se ha detectado entre las organizaciones criminales instaladas a Catalunya dedicadas al cultivo y tráfico de marihuana, cada año se registran tres homicidios relacionados con esta droga.

Pero la violencia de estas bandas de crimen organizado que han encontrado a casa nuestra su base para operar y vender marihuana por toda Europa, no solamente es contra otras bandas que pueden asaltarlos para robar la droga. Algunas veces los mismos Mossos d'Esquadra han visto que cuando entran en las plantaciones son recibidos con mucha violencia por parte de los narcos. En algunas plantaciones, cuando los agentes hacen seguimientos y vigilancias de paisano, se han encontrado a los jardineros que han actuado con violencia contra los policías y en algunas ocasiones los han encañonado con armas o incluso han abierto fuego.

Este hecho, para evitar daños mayores, ha hecho cambiar la manera como los Mossos d'Esquadra asaltan las plantaciones para detener a los responsables de las bandas de narcotráfico, según ha podido saber, de fuentes policiales, ElCaso.com. Si antes se diseñaban operativos más discretos, donde los agentes de intervención -ARRO, Brimo o el GEI- tiraban al suelo la puerta de entrada para después asegurar la plantación, normalmente en naves y pisos grandes no habitados, ahora han rediseñado la operativa para hacerse notar antes de entrar. El objetivo es que los narcos no reciban a los policías a tiros.

Si saben que es la policía, no abren fuego

Si bien es cierto que se pueden mostrar violentos contra otras bandas que les quieren robar la droga, saben que no pueden responder con la misma violencia cuando la policía los descubre. Por dos cosas. La primera, por qué saben que el tráfico de este tipo de droga no está muy penado, en el Código Penal español, por lo tanto, la estancia en la prisión puede ser de poco tiempo, incluso, de pocos días. La segunda, que si se abre fuego contra la policía, la pena del delito al cual se pueden enfrentar aumenta exponencialmente. Por lo tanto, cuando saben que son descubiertos por la policía, de momento, o intentan escapar o se entregan, sin demasiadas complicaciones.

Imagen de una plantación de marihuana, en Vilademuls, en el Pla de l'Estany / CME

El problema es cuando los narcos no saben que quien asalta la plantación es la policía. De aquí el cambio de estrategia de los Mossos. Cuando los agentes de investigación tienen claro donde está la plantación y han conseguido el permiso del juez para entrar, se rodea el entorno y se hace notar, con sirenas y luces, que la policía está en la puerta de la plantación. Una vez ya se ha hecho notar de la presencia de los Mossos, las unidades de intervención acceden a la nave.

No se reduce la seguridad y autoprotección de los agentes en el asalto. Se sigue haciendo con unidades de intervención, sea el ARRO, la Brimo o el GEI, en los casos donde se crea que puede haber más riesgo y gente armada, pero así se evita que los narcos crean que son víctimas de un asalto violento por parte de otras bandas y que abran fuego contra la policía.

Los narcos violentos también se disfrazan de policías

El pasado mes de febrero un grupo de narcos asaltaron una plantación en Corbera de Llobregat. Lo hicieron disfrazados de Guardia Civil. Con un uniforme rudimentario para hacerse pasar por policía, cuatro hombres entraron en una casa adosada que se había convertido en una plantación de marihuana y agredieron a los tres jardineros que había en el interior.

Imagen del material que llevaban los narcos que asaltaron la casa en Corbera de Llobregat / CME

Además, los asaltantes ataron y tumbaron en el suelo al responsable de la marihuana y le dispararon un tiro en la cabeza con la intención de matarlo, por suerte, al hombre no murió. Este caso, en el Baix Llobregat, se suma también a otros casos de extrema violencia en enfrentamientos por culpa de la marihuana. Como un homicidio que resolvieron los Mossos d'Esquadra en Flix, del agosto pasado, o el asesinato de un hombre en Rubí, también durante un narco asalto en una casa abandonada.