Cuando resucitó, nadie se lo podía creer. Una mujer de 88 años fue dada por muerta y revivió en el ataúd donde la habían colocado antes de enterrarla en la República Checa. De hecho, se despertó, contra todo pronóstico, dado que había sido dada por muerta por una médico forense de la empresa que había certificado su defunción. Los hechos se iniciaron el pasado viernes, 30 de mayo, en la localidad de Pilsen, a 75 kilómetros al sudoeste de Praga, la capital checa, cuando la pareja de la octogenaria supuestamente muerta llamó al teléfono de emergencias.
La pareja llamó a emergencias porque vio que la mujer de 88 años no se había podido despertar ese viernes por la mañana. Inmediatamente, contactaron con el servicio de socorro, ciñéndose a los protocolos de casos de defunción, y dejó el asunto en manos de una empresa forense privada. Fue ahí, donde una de las empleadas, médico forense, certificó la muerte de la mujer. No obstante, tal y como ha detallado el diario checo Právo, no la examinó correctamente y se entregó directamente a la funeraria, la cual la metió en un ataúd y para sorpresa de todos, la anciana abrió los ojos.
Investigación por negligencia y una pena de hasta tres años de prisión
Parecía un milagro, pero no lo era, al parecer no se habría realizado correctamente el examen forense. En cualquier caso, los empleados que vieron como abría los ojos, la trasladaron enseguida a un hospital para ser observada. Allí constataron que no había sufrido ningún percance más allá de ciertos síntomas y enfermedades habituales por su avanzada edad. Tal y como ha explicado el medio citado, la portavoz de la policía checa, Michaela Raindlová, ha explicado que los agentes han iniciado un proceso penal en el caso bajo sospecha de un delito de prestación de asistencia.
Esta investigación concluirá desestimando o confirmando la errónea certificación de la médico forense. En cualquier caso, tras el incidente, la empresa forense despidió a su empleada, que ahora afronta una investigación por negligencia, que podría acarrearle una pena de hasta tres años de prisión, ha informado la portavoz policial.