Todo el mundo lo sabía y todo el mundo lo veía. La calle Robador, en pleno corazón del Raval, en Barcelona, se había convertido en un hub multinacional de la prostitución, muchas veces bajo un régimen de terror y explotación sexual. Hoy, en una operación conjunta entre los Mossos d'Esquadra y la Guàrdia Urbana de Barcelona, se ha puesto la primera piedra para desmantelar la organización que, controlada por una mujer, dirigía este ilícito negocio en el centro de la capital de Catalunya. En total se han realizado siete detenidos, entre ellos esta mujer, marroquí, y también se han detenido a otras personas de otras nacionalidades, rumanos y brasileros, por su implicación en la banda principal que se dedica a la explotación sexual de mujeres extranjeras en esta zona y también en una organización paralela que aprovechaba la oportunidad de negocio de la zona para trasladar allí chicas de su misma nacionalidad, que también eran explotadas sexualmente. Algunos vecinos explican que el tráfico de hombres, clientes de estas mujeres, era muy elevado.
A pesar de que la previsión era hacer nueve entradas judiciales, finalmente el juez que ha tutelado la investigación solo ha autorizado dos y las otras se han hecho como inspecciones administrativas. Se espera que se puedan realizar más detenciones a medida que avance la investigación. Uno de los objetivos de las entradas realizadas en el marco del caso Pinta, como se ha bautizado el caso, es poder localizar víctimas de este entramado y liberarlas de las garras de la organización. Una de las detenidas es quien los Mossos y la Guàrdia Urbana creen que es la mujer que lideraba la organización. Una mujer que anteriormente había ejercido la prostitución y que ahora había encontrado esta rendija de negocio explotando a otras mujeres, todas extranjeras, sobre todo marroquíes.
Una red paralela se aprovechaba de la infraestructura de la principal investigada
Asimismo, también se ha investigado a un hombre de nacionalidad rumana, que ha sido también arrestado, que regenta un local de droguería en la misma calle y que, supuestamente, gestionaba la llegada de mujeres que también ejercían la prostitución. Para ejercerla, pagaban dinero a la líder del grupo para poder usar sus habitaciones y recibir clientes, a cambio de una comisión. Durante las vigilancias previas a la explotación del caso, según ha podido saber ElCaso.com, de fuentes de la investigación, se habían detectado intercambios de dinero entre la principal investigada y el hombre también detenido. Las detenciones se han realizado en los dos pisos intervenidos y también en los locales. Además de la droguería, también se han realizado inspecciones en, al menos, dos bares, que servían como puntos de referencia y control de las mujeres explotadas. Si bien el entramado desarticulado hoy estaba controlado por esta mujer, los encargados de vigilar y extorsionar a las mujeres y clientes eran hombres.
La investigación, que aún no se ha dado por cerrada, comenzó después de haber podido contactar con una de las mujeres explotadas, que después de convertirse en testigo protegido, pudo declarar ante la policía y explicar cómo funcionaba el entramado, un paso que permitió a los investigadores de la Unidad contra el Tráfico de Personas de la División de Investigación Criminal (DIC) de la región de Barcelona poder estirar el hilo y construir el caso, a pesar de los impedimentos judiciales. Se espera que los principales investigados sean entregados al juzgado de guardia entre mañana y el jueves, aunque algunos de los arrestados hoy, después de ser interrogados en la comisaría, serán puestos en libertad. El caso, por ahora, está bajo secreto de sumario.