Los vecinos del barrio de Bas Vernet, en Perpiñán, se encuentran desolados después de que el jueves pasado el cadáver de un niño de 7 años fuera descubierto en la bañera de un piso del complejo residencial Les Peupliers. Lo que ha causado conmoción, más que el hallazgo en sí, ha sido la manera en la que ha aparecido el cuerpo sin vida del menor: semicongelado, y con varias heridas que indican graves traumatismos. La policía decidió registrar la vivienda después de que un empleado de una funeraria los alertara: habían recibido una llamada del padre del niño, preguntando sobre la posibilidad de repatriar su cuerpo a Argelia sin un certificado de defunción.

Las hermanas pequeñas, hospitalizadas

Dentro del apartamento, además del cadáver del menor, los agentes encontraron a dos niñas de 2 y 3 años, sus hermanas, con claros signos de haber sido maltratadas, con contusiones por todo el cuerpo y los dientes rotos. Las dos fueron evacuadas de urgencia e ingresadas en un hospital, donde una de ellas llegó inconsciente. El padre de las tres criaturas, de 28 años, fue encontrado por la policía en una de las habitaciones con las manos atadas y con el cable de una taladradora en torno al cuello.

El padre, el tío y la abuela de los hermanos fueron detenidos y puestos bajo custodia policial. Según el fiscal de Perpiñán, Jean-David Cavaillé, los dos hombres ya habían sido condenados anteriormente por violencia doméstica, y la madre de los niños había iniciado un procedimiento judicial por maltratos. Poco antes de la trágica muerte de su hijo mayor, se puso en contacto con los servicios sociales, quejándose de un ambiente poco favorable para los niños, según Le Parisien.

La policía francesa ha abierto una investigación para aclarar estos hechos. El padre continúa en dependencias policiales, acusado de los delitos de homicidio, tentativa de homicidio, violencia contra menores de edad, secuestro, ocultación de cadáver y falsedad documental.