La modelo Linda Evangelista hace cinco años que se esconde del foco mediático y nadie sabía el porqué. El pasado septiembre, se atrevía a confesar en su Instagram el grave problema derivado de un tratamiento estético que, según ella, le había dejado "completamente desfigurada". Ahora ha hablado por primera vez a los medios sobre lo que le pasó y se han publicado las primeras imágenes en un reportaje exclusivo con la revista People, en la que ha confesado los secretos del procedimiento.
Linda Evangelista reaparece tras años en la sombra
Todo empieza con un "Ya no me voy a esconder nunca más", con el que pretende acabar con la vergüenza que le arruinó la vida tras pasar por el quirófano y sufrir un extraño síndrome con increíbles secuelas. El título del reportaje de People, con publicación prevista para el 28 de febrero, es: "La pesadilla de mi procedimiento estético". Y en el texto, Evangelista cuenta cómo entre agosto de 2015 y febrero de 2016 se sometió a siete sesiones de lipoescultura -la cirugía con la que moría Sara Gómez en Murcia hace un mes- hechas con la máquina CoolSculpting, que enfría la grasa para después eliminarla, lo que se conoce como criolipólisis.
Aquí empezó su pesadilla: a los tres meses del tratamiento empezaron a salirse bultos en la barbilla, los muslos y la zona del pecho, en las que había aplicado el tratamiento, que además crecían y se endurecían. Ni el deporte ni la dieta le ayudaron, tal y como confiesa en la entrevista: "No comía nada. Pensé que estaba perdiendo la cabeza". En junio de 2016 decidió ir al médico, que le diagnosticó hiperplasia adiposa paradójica, PAH por sus siglas en inglés.
La lipoescultura que le arruinó la vida
Se trataba de un efecto secundario de la lipoescultura que el fabricante estimaba que se daba en uno de cada 4.000 pacientes, aunque la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos de E.E.U.U. lo ubicaba en uno de cada 138. Linda Evangelista asegura que la cirugía estética la dejó "permanentemente deformada" y "brutalmente desfigurada", y por eso demandó a la compañía de los aparatos, Zeltiq, a la que le exige 44 millones de euros en daños.
Para arreglarlo, ella misma tuvo que pagarse dos liposucciones, después de las cuales se ha visto obligada a llevar fajas y prendas de compresión, también en el rostro, durante dos meses, porque le aseguraron que si no la PAH volvería, aunque no sirvió de nada y la enfermedad volvió. Los bultos de grasa se acabaron convirtiendo en protusiones, según explica la modelo, que además le condenaron a llevar siempre fajas: "No podía llevar un vestido si no llevaba una faja, me hacía rozaduras hasta el punto de llegar a sangrar. Porque no es como grasa blandita rozándose, es grasa dura", confesaba a People.
Un proceso judicial millonario contra Zeltiq
Incluso se desvestía para la revista, mostrando y dejando fotografiar los bultos que tiene por todo el cuerpo. Así lo ha compartido la misma Linda en su cuenta de Instagram, mostrando imágenes exclusivas y la portada del reportaje, junto al texto: "No he terminado de contar mi historia y voy a continuar compartiendo mi experiencia para deshacerme de la vergüenza, aprender a quererme de nuevo y poder ayudar a otros en el proceso".
También habla de las consecuencias psicológicas de todo el proceso, con el que ha dejado de reconocer a aquella musa de los noventa que llenó portadas de revista y fue estrella de las pasarelas. Así explica que la que fue Linda Evangelista en los 90 "se ha ido".