James, un bebé escocés de 14 meses ha muerto después de una lucha continua sobre unos tumores cerebrales "nunca vistos" por los médicos.
James, de un año, muere de cáncer
La madre y el padre de James Parker, Dean y Holly, no tenían idea de que unos tumores estaban creciendo en el cerebro de su hijo hasta que fue demasiado tarde.
Todo empezó el pasado 24 de febrero, cuando el niño empezó a vomitar de forma constante.
La pareja, de Auchterarder en Perthshire, llevó a James a un médico de cabecera.
Originalmente se pensó que James podría haber tragado algo que le estaba provocando el vómito.
Sin embargo, después de que los escáneres sugirieran que podría haber algo más grave, fue trasladado al Royal Hospital for Sick Children de Edimburgo el 26 de febrero.
Tumores en todos los nervios del cerebro
Fue allí donde los escáneres de resonancia magnética revelaron un tumor cerebral que estaba presionando un nervio en la cabeza de James.
Resultó ser meduloblastoma, un cáncer agresivo que la quimioterapia no puede tratar, se puede usar radioterapia, pero a la familia se le dijo que era poco probable que James sobreviviera al tratamiento.
Otras exploraciones revelaron que había tumores en casi todos los nervios de su cerebro que controlaban el habla y su capacidad para caminar.
Más tarde se descubrieron más tumores en su columna vertebral.
James fue sometido a una cirugía intensiva el miércoles 3 de marzo, donde los cirujanos descubrieron la verdadera gravedad de los tumores que cubrían parte de su cráneo. Durante la intervención, el niño empezó a desangrarse y los médicos trabajaron durante horas para salvarle la vida.
Seis horas de operación acaban en coma y parada cardíaca
"Creo que había unos 27 neurocirujanos y anestesistas trabajando para salvarlo", declaró su padre, Dean, a medios locales. "Su corazón se detuvo una vez durante la cirugía que duró unas seis horas".
La operación logró detener el sangrado con éxito, pero se les comunicó a los padres que existía la posibilidad de que los órganos de James fallaran durante la noche.
Entonces quedó en coma y se le conectó a un respirador para respirar de forma artificial en la UCI.
Muere en los brazos de su madre
Si hubiera salido del coma, habría tenido entre seis meses y un año de vida.
Tras tres días de cuidados intensivos, el 6 de marzo, tuvieron que decidir desconectar al pequeño James de la respiración. "Fue una decisión muy difícil que tuvimos que tomar" declaraban los padres.
Finalmente, murió en los brazos de su madre, Holly.
Ahora, la familia, que tiene otra hija de 8 años, se recupera y asimila la tragedia de no haber detectado a tiempo la enfermedad de su bebé.