No todas las personas saben gestionar bien sus problemas personales y les terminan afectando en su vida laboral. Una ruptura, un fallecimiento o una profunda decepción pueden empujar a algunos a actuar de manera alocada e imprudente, como es el caso de Nicholas Mitchell.
Mitchell pasó esta línea roja cuando decidió colocar tornillos y hojas de afeitar dentro de las masas de unas pizzas que comercializaba la empresa en la que había trabajado. De esta manera, pretendía vengarse de la compañía, ya que decidieron despedirle.
El hombre, de 39 años, ha sido declarado como culpable y deberá afrontar una pena de cuatro años y nueve meses en la prisión. También deberá pagar una cantidad de 230.000 dólares a Hannaford Supermarkets, la empresa que vendía las pizzas.
Los actos de Nicholas Mitchell
La fiscalía expuso que Nicholas Mitchell perdió el control de su vida después de una ruptura con su expareja que jamás superó. Después de eso su situación laboral se vio afectada y fue despedido de It’ll Be Pizza, la empresa en la que trabajaba. Esta entidad se dedica a hacer pizzas que luego serán comercializadas a través de diferentes supermercados.
Los hechos tuvieron lugar en el estado de Delaware. Mitchell entró en tres tiendas de la cadena de supermercados Hannaford, concretamente en las de Dover, Saco y Maine. Una vez allí decidió colocar las cuchillas de afeitar y los tornillos dentro de la masa de las pizzas.
Una de las cámaras de vigilancia de uno de los supermercados grabó a Mitchell cuando manipulaba una de las pizzas, por lo que fue descubierto. Además, entró a los establecimientos sin comprar nada y estuvo un buen rato dentro, lo que despertó las sospechas del personal.
Las consecuencias de sus actos
Hubo tres personas que compraron las pizzas manipuladas por Mitchell, aunque por suerte no hubo que lamentar heridos. Todos ellos se dieron cuenta de que la caja estaba manipulada por lo que decidieron no comérselas.
Se culpó a Mitchell por crimen peligroso y por generar miedo entre la comunidad. Deberá pasar cuatro años y nueve meses de prisión después de aceptar un pacto con la fiscalía, a cambio comentó que no apelaría la decisión. También deberá pagar una cuantiosa multa de 230.000 dólares.
El detenido comentó que nunca tuvo la intención de herir a alguien, pero sí quería vengarse de It’ll Be Pizza por despedirlo. También pidió disculpas por los problemas que podría haber causado.
El Juez Leyv, encargado de este caso, habló sobre la sentencia y los compañeros de The Press Herald recogieron sus declaraciones: "Esta sentencia debe enviar un mensaje firme de que cualquiera que se involucre en una conducta como esta pasará un tiempo significativo en una prisión federal, y ha de enviar un mensaje de disuasión al Señor Mitchell de que la sociedad no tolerará que actúe así", dijo.