Un hombre está siendo investigado por la Guardia Civil tras haber matado a una yegua con un hacha y haberle amputado tres patas en Pollença. Después abandonó el cadáver, que fue encontrado semanas después por unos excursionistas.
Mata una yegua a hachazos
Según las informaciones publicadas esta semana, los hechos tuvieron lugar el pasado 9 de abril en una finca de Pollença, Mallorca, propiedad de un ciudadano alemán, y en cuyo interior el investigado criaba varios toros y caballos.
Uno de los testigos a los que la Guardia Civil tomó declaración explicó que una de las yeguas que poseía el acusado había quedado atrapada en un paso canadiense, un foso de pequeña profundidad cubierto por barrotes metálicos, que permite el paso de vehículos y peatones, pero no el de ganado.
El animal, al meter las pezuñas entre los barrotes, se había roto varias patas y bloqueaba el camino. Una persona que tenía que usar ese paso avisó al dueño, que se presentó en el lugar.
Le amputa las patas
Según el relato del mismo testigo, el propietario del animal le dijo que había llamado a un veterinario, pero que no le contestaba.
Acto seguido acudió a su vehículo, cogió un hacha y golpeó varias veces con ella en la cabeza a la yegua hasta causarle la muerte.
Posteriormente le cortó tres de las patas para liberar el cadáver de la barrera. Lo ató con una cuerda y lo arrastró unos trescientos metros con el coche, para dejar libre el camino.
Después dejó el cadáver del caballo en un lado del camino, donde quedó abandonado a la intemperie. No fue hasta dos semanas después cuando unos excursionistas encontraron los restos descompuestos del animal con señales evidentes de violencia y las patas amputadas. Uno de ellos alertó a la Guardia Civil y varios agentes acudieron al lugar a realizar una inspección.
Investigado por maltrato animal
Al buscar por la zona del hallazgo, localizaron la barrera canadiense, donde todavía había restos de sangre y pelo, y poco después descubrieron el cadáver de la yegua.
Tras una investigación, llegaron hasta el dueño del animal, que admitió que había sacrificado al equino con una maza para evitar que sufriera, ya que tenía tres patas rotas y no podía salir del paso, e impedía la circulación de vehículos.
Los encargados de seguir investigando son el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) y agentes del puesto de Pollença de la Guardia Civil.
Ahora se ha podido descubrir que el hombre, de 61 años, contaba con al menos diez antecedentes: un delito de incendio, una infracción a la normativa sobre animales de compañía, infracción de las normas sobre sanidad animal, infracción de la normativa sobre espectáculos taurinos, desórdenes públicos, delito de hurto, y delito de lesiones.