El pasado 23 de mayo la ciudad de Reus se despertó viendo como uno de sus emblemas, la iglesia Prioral de Sant Pere, aparecía vandalizada. A altas horas de la madrugada, un individuo se dedicó a hacer pintadas en una de las paredes de este edificio religioso del siglo XVI catalogado como Bien Cultural de Interés Local. El joven, sin embargo, no tomó muchas medidas de seguridad y cometió un error, ya que pudo ser grabado haciendo la pintada a través de las cámaras de videovigilancia que el Ayuntamiento de la capital del Baix Camp (Tarragona) tiene en la vía pública.

La Guardia Urbana abrió una investigación con el fin de descubrir quién era el culpable de la pintada y poder pillarlo. Eso fue posible gracias a las imágenes de las cámaras de seguridad, ya que no solo grabaron el momento en que pintaba la pared de la iglesia, sino también el momento en que los Mossos d'Esquadra lo identificaban en el mismo lugar por otro hecho delictivo pocos minutos después. Con esta información, los dos cuerpos intercambiaron los datos del individuo, que acabó detenido el pasado 28 de mayo.

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Imagen de la pintada en la pared de la iglesia. / ACN

Una pintada que puede comportar años de prisión

El joven, de 26 años, está acusado de un delito de daños sobre bienes de valor histórico, cultural o artístico tipificado en el Código Penal, ya que hizo la pintada sobre un edificio histórico catalogado como Bien Cultural de Interés Local. Hay que tener en cuenta, que las penas por causar daños en bienes protegidos pueden ir desde la prisión de uno a tres años y multa de 12 a 24 meses, si la pintada se hace en monumentos, edificios protegidos o patrimonio cultural. Por su parte, el coste de reparación de este tipo de pintadas es muy elevado, ya que se tiene que hacer con un método muy específico y cuidadoso para no dañar unas piedras que cuentan con siglos de historia.