El lunes de madrugada, los Mossos d'Esquadra entraron en varios pisos de Barcelona y de Palau-solità i Plegamans, en el Vallès, para detener, tal como adelantó ElCaso.com, a seis personas relacionadas con dos familias de etnia gitana enfrentadas. Estas familias resolvían sus problemas, derivados de enfrentamientos históricos más que por el tráfico de drogas, a tiros. Lo habían hecho en abril en un tiroteo en Verdum, pero también estaban relacionadas con otros incidentes con armas de fuego que se habían registrado esporádicamente en la capital de Cataluña, como el que en diciembre conoció ElCaso.com, en la zona de Can Peguera. Los Mossos d'Esquadra de la Unidad de Investigación de Nou Barris y los investigadores de la DIC de Barcelona llevaban meses siguiendo a estos clanes, que protagonizaban incidentes cada vez más violentos. Finalmente, el pasado lunes, 30 de septiembre, tras planificar bien los asaltos y recibir la autorización judicial, decidieron detenerlos. Se realizaron entradas en la calle Aiguablava y en la calle Almansa, a pocos metros del lugar del tiroteo del mes de abril.

Peligroso asalto para detener a los delincuentes

Los Mossos sabían que se enfrentaban a personas peligrosas y, en uno de estos asaltos, se pidió la intervención del GEI, el Grupo Especial de Intervención de los Mossos. Los objetivos a detener ya habían hecho uso de armas de fuego y un asalto a su casa, de madrugada, podía haber provocado una reacción hostil, por lo que se realizó con todas las medidas de seguridad posibles. En las otras entradas se desplegaron efectivos de la ARRO y de la Brimo. Finalmente, se pudo detener a miembros de las dos familias enfrentadas y a una séptima persona, que se encontraba en una de las casas y que estaba en busca y captura por parte de un juzgado de Vilanova i la Geltrú.

 

El incidente de Verdum no es el primero. Se trata de dos familias que disputan el control de la zona de Nou Barris, y aunque los espacios de convivencia y tolerancia estaban claros, la necesidad de expansión provocaba incursiones por parte de los clanes en las zonas controladas por los otros, lo que acababa generando incidentes, a menudo con la presencia de armas de fuego. La batalla por el control del territorio y los enfrentamientos ancestrales entre las familias se fueron complicando, y los investigadores que seguían a los implicados, también relacionados con el narcotráfico, comprobaron que algunos de los autores del tiroteo del barrio se habían desplazado a otras ubicaciones fuera de este, en la zona del Vallès. Es habitual que los clanes se marchen de los barrios tras incidentes de este tipo, poniendo tierra de por medio. La explotación del caso Neo se precipitó cuando se vio que la tensión iba en aumento y la policía sospechaba que se estaba preparando un nuevo enfrentamiento armado.

Armas de fuego listas para un nuevo tiroteo

Todos los implicados en el tiroteo de abril estaban identificados y solo faltaba recibir la orden para detenerlos. El operativo se planificó con todo lujo de detalles para este lunes a las seis de la mañana, cuando todas las unidades de intervención recibieron la luz verde para forzar la puerta de cinco domicilios en Nou Barris y un sexto en un barrio controlado por estas familias en Palau-solità i Plegamans.

En los registros realizados durante toda la mañana, se intervinieron dos armas de fuego cortas con tres cargadores, un arma larga de aire comprimido, un arma corta simulada, un chaleco antibalas, munición de diferentes calibres, una gran cantidad de puñales, machetes y espadas, un puño americano, un spray de defensa, una defensa extensible, un dispositivo conductor de energía (DCE), 26 tabletas de hachís con un peso total de 2 kilos, una bolsa con unos 400 gramos de marihuana, balanzas de precisión y 13.000 euros en efectivo. Un buen arsenal que los Mossos están convencidos de que las dos familias habrían utilizado en un nuevo enfrentamiento. Cuatro de los detenidos son de una familia y los otros dos, del clan rival.

 

A partir del tiroteo de abril en la calle Góngora, cuando se pudieron empezar a trabajar con las pruebas recogidas en la zona de los hechos, los Mossos supieron que se habían utilizado dos armas diferentes. Tras un análisis detallado y complejo por parte de la Unidad Central de Balística y Trazas Instrumentales de la División de Policía Científica, se confirmó que una de las armas se había disparado desde el portal de una casa donde vivía uno de los investigados, con un total de cinco disparos. La otra se disparó desde unos cincuenta metros del domicilio de otro investigado, un total de siete veces. Dos de los proyectiles impactaron, uno en una furgoneta de reparto en servicio y otro en un taxi. Uno de los autores del tiroteo, ahora detenido, resultó herido en el hombro por el impacto de una de las balas. En ese momento, afirmó que solo pasaba por allí y que no tenía nada que ver con los hechos, pero las investigaciones de la DIC de Barcelona de los Mossos lo han relacionado directamente con este enfrentamiento histórico entre las dos familias.

Los Mossos también pudieron relacionar una de las dos armas del tiroteo de abril con otro tiroteo contra un piso el pasado 27 de diciembre, ubicado también en el distrito de Nou Barris de Barcelona, concretamente en Can Peguera, como adelantó ElCaso.com, y en ese caso sí que estaba relacionado con clanes asociados al tráfico de drogas. Es habitual entre estos clanes familiares disparar tiros de advertencia contra rivales, abriendo fuego contra fachadas. En ese tiroteo de diciembre, no se lamentaron heridos.

002 Neo
Imagen de uno de los registros realizados por los Mossos en uno de los pisos de Nou Barris / Cedida

Modus operandi de venganzas entre clanes

Aunque los Mossos no lo relacionan con los hechos de Nou Barris, el modus operandi es el mismo que el del tiroteo que se registró este pasado fin de semana en El Prat de Llobregat, en la zona de Sant Cosme, donde unos desconocidos dispararon con un subfusil más de 60 veces contra un piso donde había una mujer, su exmarido y la hija. Aunque no resultaron heridos por arma de fuego, la mujer, que estaba en la cocina, recibió el impacto de un cristal que se rompió durante el tiroteo. Durante toda la noche, los Mossos d'Esquadra, con equipos de la ARRO, vigilaron el barrio, uno de los más conflictivos del área metropolitana, para evitar nuevos incidentes.

La investigación del caso Neo sigue, y ahora los especialistas en balística de los Mossos d'Esquadra deben aclarar si las dos armas intervenidas en los registros en casa de los detenidos son las que se utilizaron en el tiroteo de Verdum y de Can Peguera, así como en otros incidentes pendientes de resolver.